Balazos en el pie
La encuesta de Mendoza Blanco y asociados efectuada entre el primero y tres del mes en curso arroja que el 64 de los mexicanos quiere votar por juzgadores.
Fallaron los planes de producir crisis constitucional que diera tiempo de frenar los cambios a poderosos usufructuarios de la SCJN que modeló Ernesto Zedillo.
El país avanza en la profundización de un cambio bien valorado también por la opinión pública internacional. Son muchas las enseñanzas que se desprenden, destacaré las principales.
Cae la apariencia cultivada durante mucho tiempo de que los juzgadores son ajenos a intereses partidistas.
Norma Piña hace evidente su concordancia con el bloque tri-partidista, brazo político de los poderes fácticos con Claudio X como cabeza visible.
Junto con los ministros que acuden a las movilizaciones de la “marea rosa”, la presidenta de la SCJN destruyó la credibilidad de las sentencias de la institución reiteradamente favorables a intereses privados en conflicto con el interés público, de lo que se desprende que la nueva SCJN deberá mantenerse alejada de los contubernios con facciones económicas y políticas de manera convincente.
El derrumbe ético de los impartidores de justicia electoral que pretendieron imponer una interpretación distinta a la que ellos habían aplicado con anterioridad en torno al reparto de legisladores de representación proporcional fue el preludio de un derrumbe aún más espectacular cuando los ministros de la SCJN que antes sostuvieron que no tienen atribuciones para revisar la constitucionalidad de la constitución, cambiaron de opinión al estilo Chimultrufia “Como digo una cosa digo la otra” ¿Son portadores de certeza jurídica quienes así se conducen?
¿Se ahorcaron solos?
La encuesta de Mendoza Blanco y asociados efectuada entre el primero y tres del mes en curso arroja que el 64 de los mexicanos quiere votar por juzgadores, y los más impactante aún, que el 83 por ciento no quiere que los ministros reciban sus “haberes de retiro”, lo que describe, en mi opinión, el enorme daño que les ocasionó la suspensión de actividades sin fundamento legal y sin dejar de cobrar que se suma al desgaste acumulado por muchos años de desempeño cuestionado socialmente.
La presidenta de la SCJN los llevó al desastre político con errores descomunales. el último de los cuales fue la intentona de invalidar la reforma constitucional con solo 6 votos una vez que no logró la mayoría calificada.
Eliminado el obstáculo, es deseable que la atención pública se centre en la reglamentación derivada de la reforma constitucional, en dónde destacan dos leyes secundarias de extraordinario valor, la ley orgánica del nuevo poder judicial y la ley de carrera judicial que próximamente serán turnadas al poder legislativa por la presidenta de la república, en esta fase será valiosa la participación de los miembros del poder judicial para garantizar la independencia judicial tanto de los otros poderes públicos como de los poderes fácticos, ojalá que ya para entonces el catastrófico liderazgo de Norma Piña no los lleve los lleve a la rijosidad que los aisló.
Es suicida tener la atención pública sin tener convincentes razones, la SCJN uso recursos públicos en abundancia para perder el debate en forma estrepitosa. Los medios y periodistas “apalabrados” silenciaron a los juristas que desde la investigación y la academia coincidieron con la propuesta de reforma y presentaron la falsa apariencia de pensamiento único entre los más de cincuenta y cinco mil integrantes del poder judicial siendo su principal equivocación la de difundir profusamente el lado peleonero, el del insulto y la descalificación a quién piensa distinto, cuando les hubiera favorecido mostrar a una comunidad judicial con pluralidad de pensamiento que delibera civilizadamente sin que nadie pretenda someter al distinto, como grotescamente lo conocimos cuando airados trabajadores hostilizaban a los que querían desempeñar sus labores.
Suicida invocación al extranjero
Menospreciar la fortaleza de la cultura nacionalista del pueblo mexicano es otro descomunal error muy propio de conservadores. Cuando celebran las risas en Harvard denotan que carecen del pulso social y por lo tanto no ven como procesa la imagen el ciudadano que sabe que los intereses extranjeros han jugado en su contra ¿Alguien duda que tenemos tatuado el principio de la Supremacía de la Constitución? ¿Alguien supone que nuestro pueblo no asume como principio irrenunciable el de que la soberanía reside originariamente en el pueblo y que éste tiene el derecho de hacer con sus instituciones su santa voluntad? Los gobiernos de López Obrador primero y de Claudia Sheinbaum a continuación han tenido la virtud de interpretar con mucha puntería la coyuntura internacional a la hora de las grandes transformaciones, lo que ha provocado que los que invocan la intromisión extranjera franca o disimulada se queden colgados de la brocha.
Gracias al procesamiento democrático del Plan C, los mexicanos nos aficionaremos a leer la constitución para que nadie nos platique.
Así podremos descubrir que es menos complicado que aprenderse las reglas del béisbol.
Nos encontramos el lunes en Recreo