Autonomía y Fiscalía

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La especulación de una posible separación del cargo de fiscal de Francisco Murillo Ruiseco es de gran trascendencia para el futuro de la gestión de David Monreal, el contexto nacional presiona para que en Zacatecas el combate a la corrupción sea real y no continúe el extendido negocio de la impunidad que tantos ingresos extras … Leer más

La especulación de una posible separación del cargo de fiscal de Francisco Murillo Ruiseco es de gran trascendencia para el futuro de la gestión de David Monreal, el contexto nacional presiona para que en Zacatecas el combate a la corrupción sea real y no continúe el extendido negocio de la impunidad que tantos ingresos extras le generan a los que forman parte de las redes de complicidades.

Asuntos como el de la estafa legislativa y otros de similar o aún mayor impacto deberán dar paso a la judicialización de manera tal, que Zacatecas alcance cuando menos lo logrado en otros estados en dónde los políticos que incurren en responsabilidades penales y administrativas ya no tienen la tranquilidad de antes, cuando decían con todo descaro” al cabo no pasa nada”.

La conversión de las procuradurías en fiscalías autónomas fue concebida para que la clase gobernante, cuando comete delitos, no reciba la protección de los acuerdos políticos tejidos desde el poder, la reforma fue en las postrimerías del sexenio de Peña Nieto y ha sido hasta el período del Presidente López Obrador cuando entra en funciones la primera generación de fiscales autónomos.

Los fiscales en funciones lo son por un período superior al de los ciclos sexenales para afianzar la no pertenencia al equipo gobernante en términos de facción política, aunque en el origen de la nominación, el sello de origen corresponde al grupo político temporalmente encaramado en el poder, lo que hace de cada fiscal, herencia inevitable para el gobierno sucesor.

Murillo Ruiseco accede primero a procurados y luego a fiscal por impulso de Alejandro Tello según la reforma que forma parte del sistema anticorrupción, fuera quién fuera el gobernador, ya no dispondría de la facultad que ejercieron los anteriores de decidir en quién recae la vital función de estado de investigar y perseguir el delito, pero cambiar las estructuras es más fácil que cambiar mentalidades y entre los 34 titulares de poder ejecutivo (32 gobernadores, la jefa de la Ciudad de México y el Presidente de la Republica) hay de todo, desde los que se relacionan con su respectivo fiscal colaborando para fortalecer su función y respetando sin remilgos la autonomía que la constitución le confiere, hasta el que busca remplazarlo por no ser de los suyos.

La viña del señor

Zacatecas tiene décadas gobernado por políticos de precaria cultura de la institucionalidad, la prevalencia secular de cacicazgos genera intromisiones en asuntos internos de un poder a otro que se asumen como normales, por eso, no sería de extrañar que el grupo gobernante en turno, viera con desconfianza al fiscal “heredado”.

Seguramente existen diferencias entre los 34 fiscales en su modo de relacionarse con el titular del ejecutivo que no los nombró y con el que tendrán que coordinarse en la encomienda pública, habrá quiénes entienden que la colaboración y apoyo recíproco se sustenta en la constitución y en los marcos normativos que regulan ambas partes, habrá quienes ven en el gobernante sucesor al potencial adversario y se sentirá aludido cada vez que se critique la gestión de quién lo impulsó a la fiscalía, habrá quien prefiera tirar el arpa porque se siente huérfano sin el calor del que lo impulsó a fiscal.

Zacatecas vive el deterioro institucional sostenido ocasionado por tantos años de nepotismo y patrimonialismo contaminando las decisiones públicas, no hemos vivido el proceso depurador que ya reporta avances en otras entidades federativas, la Secretaría de la Función Pública y las contralorías municipales no han logrado prevenir corrupción y desorden, la Auditoría Superior del Estado no ha sido capaz de ejercer las facultades que detenta en aras de la sano ejercicio público, el congreso del estado está para que lo rescaten y la fiscalía del estado tiene más retos que los que sus recursos le permiten enfrentar, así las cosas, todo cambio en la fiscalía debe ser motivado por razones honorables.

Resistiendo apoya

Quienes intuyen que el gobernador busca deshacerse del fiscal pueden interpretar el recorte del presupuesto anual de la fiscalía como táctica de presión para forzar el cambio de estafeta o puede ser que el fiscal se siente fuera de lugar y sin que nadie se lo pida tira la toalla, y si solo se trata de especulaciones, es hora de ponerles fin porque debilitan una función de estado de gran importancia para Zacatecas, la debilidad del fiscal es fortaleza de la delincuencia.

El gobernador cometería un error mayúsculo si cede a la tentación de colocar un fiscal que la opinión pública registre como su subordinado porque toda inconsistencia en las actuaciones en casos de alto perfil sería adjudicada al ejecutivo.

Hay sonados casos de corrupción pública que no prescriben todavía, necesitamos fiscalía autónoma.

Nos encontramos el jueves en Recreo

@luismedinalizal | [email protected]




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