La nueva ley de Cristo como Plenitud de amor y entrega total hasta el extremo

INTRODUCCIÓN Siguiendo las enseñanzas del domingo anterior, en el evangelio de hoy se nos enseña, el perdón en vez de la venganza y el amor al enemigo, en vez de odio y muerte. Se trata de la radicalidad del evangelio o buena nueva de Jesucristo. Es el centro y la plenitud de su revelación que … Leer más

INTRODUCCIÓN

Siguiendo las enseñanzas del domingo anterior, en el evangelio de hoy se nos enseña, el perdón en vez de la venganza y el amor al enemigo, en vez de odio y muerte. Se trata de la radicalidad del evangelio o buena nueva de Jesucristo. Es el centro y la plenitud de su revelación que abarca sin fronteras la vida espiritual y de fe incondicionales, de todo aquel que, como discípulo y misionero por respuesta a la gracia del llamamiento divino, quiera libremente y sin ataduras, identificarse con la persona de Jesús y con la buena nueva del Reino de Dios. Les propongo ahora el núcleo doctrinal y bíblico de nuestra presente eucaristía dominical.

TEMAS DOCTRINALES A CONSIDERAR QUE ABARCA LA NUEVA LEY DE CRISTO EN SU PLENITUD DE AMOR Y ENTREGA TOTAL HASTA EL EXTREMO

A) Alternativa a la ley antigua del Talión. Esta ley se formula hasta tres veces en los cinco libros del Pentateuco conforme a la Biblia. Haciendo ahora aquí un pequeño resumen de esa ley, decimos: Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, es decir, puedes vengarte en la medida que has sido ofendido. Debemos reconocer con verdad y humildad, que después de siglos, existe esta ley implacable, pero a nuestra manera o modo, enraizada en el corazón humano. Se dice porque se siente: “El que me hace el mal, me lo debe pagar”. Pues bien, para Jesús y su doctrina evangélica todo esto queda excluido. No solo la venganza efectiva sino también el deseo de la misma, hasta llegar a renunciar a toda violencia activa, incluso como autodefensa: “Han oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente”. Pero Yo les digo: no hagan frente al que los ofende y desarrolla su afirmación doctrinal y práctica, con cuatro ejemplos o situaciones diversas: bofetada, pleito, requerimiento y préstamo.

B) Amen a sus enemigos. Jesús nos dice: “Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo en cambio les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen y recen por lo que los persiguen y calumnian”. Aclaramos que, en libro Levítico, “prójimo” significa el pariente y el compatriota. Pero tengamos muy en cuenta que, en el evangelio de Jesucristo, significa todo hombre, sin distinción de raza, lengua, pueblo o nación, incluso el credo que se profese. Aquí con Cristo, este amor a los enemigos es absolutamente universal y de ninguna manera se puede realizar, si los creyentes en la revelación de Jesús, no estamos siempre bajo la fuerza y el impulso de Espíritu Santo que el Padre eterno y su Hijo muy amado nos lo dan de lo alto y que nos consagra y nos capacita, con el bautismo y demás sacramentos, para ser fieles, dóciles y obedientes a la voluntad divina expresada admirablemente por medio de la Palabra de Dios sapiente y todopoderoso.

C) “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”. Esta conclusión es la base solidísima de todo lo que antecede. Expresa una ética o comportamiento profundamente religiosos: es ni más ni menos que la imitación del ejemplo de Dios, santísimo y perfecto, a cuya imagen y semejanza está hecho el hombre. “Así serán hijos de su Padre que está en el cielo, quien hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos”. A los discípulos de Cristo no les basta saludar y amar a los amigos; eso lo hace cualquiera. Al cristiano se le pide más: Ustedes sean perfectos como su Padre celestial es perfecto, concluye la enseñanza de Jesucristo, llevando a la perfección la ley de santidad que ya el libro del Levítico en la primera lectura de este domingo, revelaba: “Sean santos, porque Yo, el Señor, soy santo”.

 

LA NO VIOLENCIA ACTIVA DEL AMOR DE ACUERDO AL CORAZÓN DE CRISTO.

Jesús nos pide amar y perdonar, incluso a nuestros enemigos y a quienes nos hacen mal. Devolver mal por mal, no es la enseñanza de Jesús avalada con su actitud y ejemplo de perdón como lo hizo estando crucificado antes de morir: “¡Padre, perdónales porque no saben lo que hacen!”. La enseñanza y doctrina de Jesús es devolver bien por mal y perdonar a quienes nos odien y nos rechacen. Con él la ley del Talión ha quedado definitivamente borrada y superada.  El corazón de Jesús está rebosante de amor divino y humano. Es la manifestación, hecha vida, de un amor entrañable, generoso e inmensamente bueno. Supone madurez de espíritu y actitud de generosidad sin límites y esto no es posible asumirlo y practicarlo, si el hombre no está bajo la ley del amor absolutamente cristiano. Es fruto de la gracia y la omnipotencia de Dios Padre, quien, al entregarnos a su propio Hijo para salvarnos de todo egoísmo, rencor y venganza con violencia ciega y absurda, nos da la fuerza omnipotente del Espíritu Santo, más allá de todo cálculo y medida meramente humana.

 

CONCLUSIÓN.

¡Dios, Padre amoroso, que das tu sol a buenos y a malos, haznos semejantes a ti para que reflejemos tu amor a todos. Ayúdanos Señor a construir el mundo nuevo que tú tanto quieres, y en donde no sean el rencor, el odio y la venganza fratricida, sino el amor y el perdón, quienes tengan siempre la palabra definitiva de tu Hijo hecho hombre que nos ha amado muriendo en la cruz y resucitando a una nueva vida bella y hermosa en la plenitud soberana y eterna de tu Amor!

+  Fernando Mario Chávez Ruvalcaba

Obispo Emérito de Zacatecas




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