Turismofóbicos y turismofílicos

Parece increíble que después de comprobar el éxito que genera el turismo a nivel mundial, existan ciudades que gracias al exceso del mismo estén cansadas de recibir visitantes y deseen no recibir más gente en estos lugares. Por fortuna para los que vivimos de esto les puedo asegurar que el turismo es necio y no … Leer más

Parece increíble que después de comprobar el éxito que genera el turismo a nivel mundial, existan ciudades que gracias al exceso del mismo estén cansadas de recibir visitantes y deseen no recibir más gente en estos lugares.

Por fortuna para los que vivimos de esto les puedo asegurar que el turismo es necio y no podemos manipular los sentimientos y deseos de las personas, ya que si alguien tiene como sueño ir a cualquier lugar, con las facilidades de esta época le puedo asegurar que algún día lo logrará.

Otro fenómeno enemigo del turismo son los factores externos que invitan al visitante a no acudir a las ciudades y como ejemplo le comento que en los últimos meses el turismo en Barcelona ha bajado de calidad debido a la crisis de seguridad que inunda los medios y las redes sociales en el mundo, pues las noticias sobre los numerosos robos que sufren los turistas no ayuda a contener la sinergia turística actual y, si le sumamos a eso la turismofobia existente en esta ciudad desde que las izquierdas se radicalizaron y los movimientos insurgentes, solo le puedo decir que están logrando que sus visitas no solo se reduzcan considerablemente, la derrama de los que siguen acudiendo ha bajado también.

Es casi impensable la existencia de panfletos patrocinados por las uniones de vecinos en Barcelona donde lo invitan a no usar Instagram en sus experiencias para que no se le antoje a sus contactos ir para allá.

No cabe duda que el turismo provoca molestias a los habitantes de las ciudades y a los que vivimos de esta noble actividad, pero de allí a invitarlos a que no compartan en redes sus experiencias hay un mundo de diferencia.

Y siguiendo con el tema de Barcelona, la tremenda masificación de sus playas asumida por todos desde hace décadas es una amenaza palpable no solo en la ciudad sino en sus calles donde los locales se han tenido que acostumbrar al tránsito peatonal en sentidos de ida y regreso sin la frescura de antes, poder ir por donde querían. Es muy difícil competir como residente de una ciudad de playa por un metro de la misma para asolearse y al regreso a tu casa vives las mismas consecuencias, comenta un catalán.

La solución para ellos es abandonar la ciudad y dar las mismas molestias en los lugares vacacionales a donde ellos acuden, la triste realidad es que la sobre población mundial está saturando todos los espacios en los que podíamos disfrutar sin tanta gente.

Considero que no existe una solución mundial aún para tales molestias, pero podríamos comenzar pensando que si usamos los recursos de una manera responsable, generaremos un ecosistema sostenible, el uso responsable de las vías públicas aliviaría las cargas en el tránsito y así sucesivamente.

Debemos estar conscientes que si queremos un mejor vivir deberemos organizar nuestros horarios y salir para solo lo necesario o en horas no pico. Como viajeros enemigos de la gente lo ideal es salir en temporadas bajas o resignarnos al convivió obligado con miles de personas.

El caso de algunas capitales Europeas es similar, en Roma por ejemplo el turismo es maltratado y mal atendido, ya que los romanos están cansados de vivir esta realidad. Paris es otro ejemplo en el que a los locales el turismo no es ya una muy agradable opción de vida.

Realmente el problema es la concentración de gente en pocos lugares, imagínese usted que en vez de ir a España, Barcelona o Madrid, acuda a ciudades que no estén tan de moda donde le aseguro usted estará mejor atendido. Esas ideas de las visitas obligadas a ciudades en diferentes países deberán de pulirse y se deberán dar a conocer otras atracciones para una solución futura.

No debemos olvidar la potencia turística que es España a nivel mundial, ya que, por ejemplo, en nuestro país creo aún no hemos llegado a estos extremos, seguimos esperando las temporadas como un niño espera la navidad. La gran diferencia oscila en el desarrollo turístico total y el desarrollo actual que vivimos.

Si hablamos de Zacatecas por ejemplo, los hoteleros estamos siempre esperando a la gente y somos unos turismofílicos, el problema aparece cuando los Zacatecanos sin tener idea del beneficio y peor aún, sin ser turisteros se vuelven turismofóbicos queriendo que la ciudad viva como se hacía hace dos décadas, detalle que se torna casi imposible. El turismo requiere lugares de esparcimiento pero ¿los habitantes del Centro están dispuestos a permitirlo?

Independientemente de todo esto, estoy seguro que los beneficios que deja el tránsito de personas por nuestras ciudades son más que las molestias que recibimos. Si queremos ser más exactos solo hay que contar los días en que la ciudad tiene gente y cuando no, al hacer esta ecuación le garantizo que son muchos menos los días activos en un año.

Finalmente, solo me resta comentarle que para llegar a la decadencia primero tendremos que llegar a la cima en esta industria y para eso falta mucho, no seamos malagradecidos y trabajemos por el turismo que es una de las mejores formas de ganarse la vida. Así que usted decida ¿es turismofílico o turismofóbico? Hasta la próxima.




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