¿Jugar al póker es beneficioso para la salud?

Si nos basamos en una gestión responsable del juego, surge una clara pregunta: ¿jugar al póker es beneficioso para la salud?

Los juegos de cartas sirven como entretenimiento. De generación en generación se van trasmitiendo diferentes tipos de juegos con naipes, como sucede con el póker, una modalidad que atraviesa un momento dulce: cada vez hay más plataformas en las que jugar y consecuentemente aumenta el número de jugadores y de torneos oficiales. Si nos basamos en una gestión responsable del juego, surge una clara pregunta: ¿jugar al póker es beneficioso para la salud?

La respuesta es afirmativa; estando avalada desde el ámbito científico. Las razones se encuentran en la actividad mental y emocional (entre otros elementos saludables) que deben desarrollar los jugadores cuando se enfrentan a una partida de cartas, más allá del nivel de los participantes. Obviamente, ese esfuerzo, como sucede en otras actividades como el ajedrez, es proporcional al conocimiento y estrategias. Este juego se basa en combinar acertadamente ambos términos. Y durante mucho tiempo y más práctica.

Es decir, no será lo mismo jugar a la modalidad de póker denominada texas holdem, una de las más populares y básicas, que hacerlo a otras opciones donde se requieren de muchas horas de estudio y práctica. Si desglosar misterios acerca de este estilo de juego de póker, sí diremos que todo comienza repartiendo dos cartas (ocultas) a cada jugador y que posteriormente se irán completando hasta cinco rondas repartiendo el resto de las cartas mientras los jugadores van revelando sus naipes hasta que uno de ellos, según las puntuaciones establecidas en cada versión de este juego, alcanza la puntuación más alta.

Una mente joven y ágil

Básicamente, este tipo de modalidad del póker supone el comienzo para muchos jugadores, los cuales, y siempre que se ejercite esta actividad de una manera responsable, obtendrán una serie de beneficios saludables. Asimismo, el jugar a los naipes contribuye a mejorar elementos tan básicos como fundamentales como desconectar de la rutina diaria, fomentar las relaciones sociales con amigos u otros compañeros de mismas aficiones al póker e incluso puede aumentarse la autoestima si uno adquiere una buena mano. Es sí, hay que ser conscientes de que el póker es un juego. Nadie se hace millonario de forma rápida y mucho menos sencilla.

Adquiriendo el póker como una forma más de entretenimiento, qué aspectos saludables reporta este juego en nuestra salud.

Agilidad mental: moverse entre cartas obliga al jugador a gobernar ciertas destrezas numéricas, estadísticas y matemáticas. Hay muchas teorías al respecto si buscan al respecto. El aumentar estas habilidades no sólo permitirá fortalecer nuestro juego, sino aplicar esa destreza de cálculo en otros órdenes de nuestra vida.

Adaptación al cambio: estos términos están de moda en todas las facetas de nuestro día a día. La necesidad de adaptarse a nuevas y cambiantes circunstancias es una constante y esto es precisamente una virtud en aquellos jugadores de póker que saben adaptar sus estrategias en función de las cartas que reciben. Si uno se adapta con las cartas, cómo no hacerlo en otros aspectos.

Gestionar las emociones: este aspecto es primordial en el juego del póker. Cualquier gesto, positivo o negativo, puede delatar nuestras cartas. Saber controlar nuestras emociones no sólo ayuda a ganar una partida con naipes poco favorables, sino a valernos en otros momentos como pueda ser una negociación o una conversación.

Aumentar el aprendizaje: aprender es un verbo que conjuga con toda persona durante toda su vida. En el póker, ningún jugador consigue progresar si no aprende, bien sea viendo videos, leyendo libros o viendo partidas en directo. Esta constancia puede aplicarse a la hora de aprender sobre cualquier otro tipo de tarea.

Tener coordinación psicomotora: nuestros reflejos también se verán mejoraros jugando al póker, puesto que deberemos ser capaces de reaccionar ágilmente ante cualquier tipo de estímulo. Y esto puede aplicarse a otras tareas diarias. Disponer de una óptima respuesta psicomotora nos ayudará a destacar sobre el resto de las personas.

Mayor actividad cerebral: la memoria, la concentración, la paciencia, la agilidad de pensamiento y aspectos comentados anteriormente repercuten en nuestro cerebro, el cual, al estar en continuo funcionamiento ayuda a erradicar la posibilidad de experimentar algún tipo de enfermedad relacionada con el paso del tiempo. Esto es: si estamos activos en nuestro cerebro, estaremos más vivos. Está comprobado que nuestro cerebro, después de completar exitosamente (no significa ganar) una actividad (como una partida de póker) genera una sustancia denominada dopamina, que nos ayuda a estar más felices.

Dieta y ejercicio, otras razones

Y todas estas tareas saludables relacionadas con echar una partida de póker no deben confundirse con otros hábitos saludables como hacer deporte (el póker aún no es considerado actividad deportiva) o disponer de unos equilibrados hábitos de comida. Estos aspectos, aunque se vean más secundarios también contribuyen a que el jugador tenga un óptimo bienestar a la hora de echarse unos naipes. El póker, en conclusión, no sólo ayuda a entretenernos en nuestro tiempo de ocio, sino a estipular una serie de sectores neuronales que nos favorecerán fuera de una mesa de tapete verde. Y todo realizado, eso sí, de manera responsable.




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