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Según datos de la UNESCO, uno de cada tres estudiantes en el mundo ha sido víctima de acoso escolar, y muchos casos no son detectados a tiempo.
MÉXICO.- Identificar si tu hijo participa activamente en el acoso escolar puede ser un proceso difícil, pero necesario. La mayoría de los padres suele imaginar a sus hijos como víctimas potenciales de bullying, pero pocas veces se detienen a pensar que su propio hijo podría ser quien intimida o lastima a otros.
Según datos de la UNESCO, uno de cada tres estudiantes en el mundo ha sido víctima de acoso escolar, y muchos casos no son detectados a tiempo. Si bien los centros educativos deben contar con protocolos para prevenir la violencia, los padres tienen un rol clave en detectar comportamientos problemáticos desde casa.
Diversos estudios coinciden en que ciertos patrones de conducta pueden indicar que un menor está involucrado en actos de bullying. De acuerdo con la American Psychological Association (APA), algunas señales incluyen:
Conducta agresiva o dominante en casa. Si tu hijo tiende a burlarse, manipular o intimidar a sus hermanos u otros niños.
Minimiza o justifica acciones hirientes. Usa frases como “solo era una broma” o “se lo merece”.
Tiene amigos con comportamientos similares. A menudo, los niños que acosan no actúan solos.
Se niega a hablar de su día escolar. Muestra evasión o se molesta cuando se le pregunta por su comportamiento en clase.
Es llamado con frecuencia a la dirección. Las llamadas de atención frecuentes por conducta pueden ser una señal de alerta.
No todas estas conductas indican que tu hijo es un acosador, pero su presencia debe encender una alarma. Una investigación del Child Mind Institute señala que el bullying está profundamente ligado a entornos de crianza con disciplina autoritaria o ausencia de límites claros.
Las causas pueden variar, pero expertos como Dan Olweus, pionero en el estudio del bullying, señalan que los niños que acosan suelen haber sido testigos o víctimas de violencia en su entorno. Otros factores incluyen:
Falta de empatía: Dificultad para ponerse en el lugar de los demás.
Baja autoestima: Oculta su inseguridad mediante la intimidación.
Búsqueda de poder: Quieren controlar o destacar frente a los demás.
Falta de consecuencias: Conductas agresivas que no son corregidas a tiempo.
Es importante entender que el niño agresor también necesita apoyo emocional y orientación. Castigos excesivos sin acompañamiento pueden empeorar su conducta.
Ante la confirmación de que tu hijo ha acosado a un compañero, la primera reacción debe ser el diálogo. La psicóloga española Eva Bach recomienda evitar reacciones de vergüenza o ira que cierren la posibilidad de conversación. En su lugar, se sugiere:
Además, es fundamental establecer contacto con la escuela para colaborar en un plan de acción que involucre a docentes, orientadores y, si aplica, a las familias de las víctimas.
La prevención del acoso escolar requiere una alianza entre familias y escuelas. Es recomendable participar activamente en las actividades escolares, mantener una comunicación constante con los profesores y fomentar desde casa el respeto, la escucha activa y la tolerancia.
Según el informe de Save the Children “Yo a eso no juego”, muchos padres no detectan el bullying porque no reconocen sus formas menos visibles, como la exclusión social o el acoso digital.