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“La historia nos ha enseñado que la lealtad hacia la nación no sólo ataña a los militares; se encuentra arraigada en cada mexicano”, dijo el Secretario de la Defensa Nacional.
CIUDAD DE MÉXICO.- En la conmemoración del 112 aniversario de la Marcha de la Lealtad; encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en el Castillo de Chapultepec, se reiteró que la soberanía no es negociable; en medio de las amenazas de Estados Unidos.
El único orador del acto, el secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, refrendó la lealtad a la titular del Ejecutivo federal.
“Este es el anhelo que une a las instituciones, a la sociedad, a cada mexicana y mexicano y que impulsa a las fuerzas armadas; a cumplir con determinación y firmeza nuestra misión más importante, defender la integridad, independencia y soberanía de la nación.
Porque estamos conscientes que como lo ha señalado nuestra Comandanta Suprema y es una visión compartida por la sociedad misma; nuestra soberanía no es negociable”, sostuvo Trevilla.
Cabe mencionar que, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos; se amenazó la soberanía de México con las órdenes ejecutivas firmadas al inicio de la administración.
Por ejemplo, con la catalogación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas; las fuerzas armadas estadounidenses buscarían combatirlas en territorio nacional.
De este modo, el Secretario de la Defensa Nacional aseguró que la lealtad a la nación no sólo atañe a los militares.
“Lealtad siempre a la figura presidencial y a las instituciones de la República; pero sobre todo lealtad siempre a la nación mexicana misma, libre, íntegra, soberana e independiente.
La historia nos ha enseñado que la lealtad hacia la nación no sólo ataña a los militares; se encuentra arraigada en cada mexicana y mexicano que aspira a heredar un país a las generaciones futuras”, afirmó.
La Marcha de la Lealtad fue un acontecimiento histórico del 9 de febrero 1913, donde jóvenes cadetes del Colegio Militar; brindaron protección al entonces presidente de México, Francisco I. Madero, en su traslado desde Chapultepec; donde se encontraba su residencia oficial, con rumbo a Palacio Nacional, con la convicción de proteger el Poder Ejecutivo; ante la sublevación que encabezaban los Generales Manuel Mondragón, Bernardo Reyes y Félix Díaz.