Y las vacunas, ¿cuándo?

La llegada de las vacunas a México generó una esperanza que nos condujo a ver la luz al final de este túnel tan amargo, con la seguridad de seguir la vida con más bríos, frente a esta desigual guerra contra un despiadado enemigo
invisible y nos ha motivado a estar al pendiente de las noticias, que nos dan cuenta de las vacunas que compra el
Gobierno Mexicano, las que llegan en cada carga aérea a los aeropuertos mexicanos, y los lugares de destino, esperando que pronto nos toque.

Sabemos que la instrucción es vacunar primero al personal sanitario; es decir, médicos, enfermeras, camilleros, operadores de ambulancia, y otros, y a los mayores de edad, que han vivido el último año escuchando que eran el grupo de mayor riesgo de una enfermedad para la que todavía no había cura, lo que nos parece adecuado y justo, pero no sabemos más.

A casi un mes de iniciada la vacunación en nuestro país, la esperanza sigue latente, pero
comienza a aparecer desaliento, ante la ausencia de una clara línea oficial que defina con precisión cómo, cuándo y dónde, la vacuna va a llegar a los diversos grupos de población, y más cuando se difunden noticias deque los directivos de hospitales aseguran primero las vacunas a su personal, o que ciertos funcionarios son vacunados
con prioridad, noticias que no sabemos si sean ciertas, pero generan malestar y confusión, con el riesgo de que se convierta en desesperación.

Vacunar a 130 millones de mexicanos no es fácil, en un proceso largo y desigual frente al concierto de naciones, por la falta de recursos para acceder a las dosis y a las infraestructuras para su mantenimiento y distribución.

La decisión del Presidente de la República de permitir que los Gobiernos Estatales, y empresas privadas puedan
comprar y aplicar directamente las vacunas, va a propiciar que más pronto lleguen al país, y más gente sea inoculada.
Mientras más población sea vacunada, menos serán los focos de infección.

Mientras, es necesario decirle a la población cómo acceder a la vacuna; si es que hay que presentar solicitud, ante quien, cuándo, dónde y con qué requisitos, y quién nos va a informar del seguimiento a nuestra solicitud, para recobrar la esperanza y certidumbre.