Vertiginosa palabra, la de Sampedro

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

En la escritura, la experimentación es el signo más activo de la búsqueda. José de Jesús Sampedro es ejemplo y maestro de ello.

A sus 24 años, el zacatecano José de Jesús Sampedro comenzó a coordinar la revista literaria Dosfilos. Era él un joven muy talentoso y con mucha iniciativa, amante de la obra de André Bretón. Un año después, su afección a lo mejor del surrealismo plasmado en poemas propios, novedosos, le llevó el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1975.

El jurado que lo premió estuvo formado por Desiderio Macías Silva, autor de “Ascuario”; don Víctor Sandoval, inolvidable creador del poemario “Fraguas”; y el incansable misionero de los talleres literarios en el centro norte de la República Mexicana, Miguel Donoso Pareja.

En la escritura, la experimentación es el signo más activo de la búsqueda. José de Jesús Sampedro es ejemplo y maestro de ello.

En el primer Manifiesto Surrealista (París, 1924), Bretón propugna un “automatismo psíquico puro, por el cual se pretende expresar, sea verbalmente o por escrito, el funcionamiento real del pensamiento (…) con ausencia de todo control ejercido por la razón, al margen de toda preocupación estética o moral”.

Se busca así devolver a la actividad poética su categoría de arte per se. Para los surrealistas, la “practicidad” de un texto afecta su esencia artística. Una obra de arte en general debe conservar esta “ensimismación”, como la ha llamado Sampedro.

El poema que surge de esta experimentación es autónomo: se hace de sus propias reglas y sentido. Como si fuera novela o cuento: regido por sus propias leyes, coherente con ellas. La experimentación poética conduce a una(s) nueva(s) visión(es) de la realidad en la que nos desenvolvemos.

Si uno es lo que canta, Sampedro es esa poesía que construye su universo, sostenido sobre sus propias columnas, sus propias leyes.

Bretón y Apollinaire parecen sustrato de esta voz zacatecana vigorosa, vertiginosa. Sampedro hila versos, recuperando el sentido original de la palabra “texto”: tejido. De varios significados, conforma un sentido.

La poesía de Sampedro confirma a la literatura como juego, diálogo lúdico entre autor y lector, entre emisor y receptor de la obra poética. No sólo eso: el poeta zacatecano contemporáneo busca nuevas formas, más audaces, elaboradas, con otros sentidos, explotando la onomatopeya, el verso libre, la ausencia de puntuación y de mayúsculas.

José de Jesús Sampedro queda inmerso en una renovación del lenguaje y su sintaxis para refrescar la palabra. En su caso, una vertiginosa, llena de vida y de enseñanzas para quienes vemos en él a un gran ejemplo, un gran maestro.

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