Vejez, enfermedad y muerte

Gerardo Luna Tumoine.
Gerardo Luna Tumoine.

Estas tres experiencias humanas nos permiten comprender el verdadero significado de la vida, La enfermedad nos permite valorar lo que hemos dejado de hacer, la vejez nos da la oportunidad de obtener la sabiduría a través de la experiencia que nos prepara a asimilar el fin de nuestra etapa, que es la muerte. La muerte … Leer más

Estas tres experiencias humanas nos permiten comprender el verdadero significado de la vida, La enfermedad nos permite valorar lo que hemos dejado de hacer, la vejez nos da la oportunidad de obtener la sabiduría a través de la experiencia que nos prepara a asimilar el fin de nuestra etapa, que es la muerte.

La muerte es una parte natural o accidental que todos deberemos afrontar tarde o temprano.

Dos son las actitudes que podemos adoptar ante la muerte mientras vivimos: elegimos no pensar en ella, o podemos hacer frente a la perspectiva de nuestra propia muerte.

¿Cómo hacerlo? Reflexionando con claridad sobre ella, tratar de reducir al mínimo el sufrimiento que puede producir, pero sin embargo con ninguna de estas dos actitudes podemos llegar realmente a vencerla.

Estimados lectores los invito a contemplar la muerte como un proceso normal, una realidad que en efecto ha de ocurrir en nuestra permanencia terrenal. Sabiendo que no es posible  eludirla, no tiene sentido preocuparse por ella. Tendemos a figurarnos la muerte como un cambio de ropa cuando está vieja y gastada, no como un final definitivo. Pero la muerte es imprevisible, ignoramos cuándo o cómo ocurrirá. Por eso resulta sensato tomar ciertas precauciones antes de que se produzca realmente.

Es evidente que a la mayoría de nosotros nos gustaría tener una muerte apacible, pero también está claro que no podemos esperar una buena muerte si nuestra vida ha estado llena de violencia, si nuestra mente ha estado agitada principalmente por emociones como la ira, el apego o el miedo. Por lo tanto, si deseamos morir bien, hemos de aprender a vivir bien, cultivando la paz en nuestra mente y en nuestra manera de vivir y recordar que “tu forma de vivir, será tu forma de morir.”

Ante estos acontecimientos que estamos viviendo de violencia, muerte, inseguridad, dolor, debemos rescatar el valor de la vida para darle sentido a lo que hacemos diariamente. No es suficiente conocer los valores, lo importante es llevarlos a la práctica. Podemos lograrlo con  actitud, que consiste en  actuar conscientemente ante un hecho, con motivación que nace de acuerdo al tipo de necesidad que afecta al individuo y el hábito que es la repetición de un acto.

 

Los invito a que adiestremos a nuestra mente donde están los pensamientos que son palabras, que se convierten en hechos y hábitos que forman nuestra vida. Tengamos esta actitud para poder enfrentar todas las experiencias humanas y recordando que: “tu forma de vivir, será tu forma de morir.”




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