Traición en Palacio y la injusticia de generalizar

Es notorio el afán del escritor por cuidar la figura del presidente.

Cuando sale un libro que descubre o documenta ya conocidos casos de corrupción en las altas esferas del poder, despierta no sólo interés, sino también morbo y sensacionalismo.

De una primera lectura del libro TRAICION EN PALACIO El negocio de la justicia en la 4T, del analista político, periodista y académico Hernán Gómez Bruera, escribo esto:

a).- Se trata de un texto bien escrito que sale a la luz en tiempo preelectoral, lo que obviamente no es casual y ocasiona construir un racimo de hipótesis.

b).- El sólo título lo dice todo: en la historia, hay un traicionero y un traicionado. En el Palacio Nacional de México nadie más que el presidente de la República puede ser lo segundo, como da testimonio el contenido del texto, mientras que lo primero se lo lleva  Julio Scherer Ibarra, su poderoso consejero jurídico hasta septiembre de 2021.

Es notorio el afán del escritor por cuidar la figura del presidente y por eso evita aventurar todo dato que pueda implicar que tenía conocimiento de las antecedentes y de las tropelías que ya en el cargo, asegura, hizo con descaro y sin escrúpulos el consejero jurídico.

c).- El principal protagonista del libro es Julio Scherer Ibarra, (vástago del ínclito don Julio Scherer García, del que nada sacó en cuanto a honestidad, asegura el escritor), consejero jurídico del presidente López Obrador hasta inicios de septiembre de 2021, lo que bien pudo hasta dar nombre a la obra, y es posible que la idea haya pasado por la mente del autor, pero prefirió salvar desde el título de toda sospecha al mandatario, al considerarlo traicionado, aunque también para no incurrir en un ilícito ya civil o penal, como lo señala.

Cuando se va leyendo el libro, de repente parece una biografía novelada del personaje central.

d).-Desde todos los puntos, el autor nos presenta a un Julio Scherer Ibarra corrupto, con un apetito insaciable de dinero y sin escrúpulos, que nada tiene qué ver con su alabado padre, apuntalando sus aseveraciones sobre ese personaje con datos y testimonios, de los que en algunos casos da nombres, cuando así sus informantes se lo permitieron.

El hecho en sí no es novedoso, pues desde el tiempo en que ejercía el cargo y el encargo ya se sabía, pero no con tanta puntualidad y consignado en un libro por un periodista y académico reconocido.

f).-Una parte importante de libro desnuda a una justicia corrompida, que se vende al mejor postor y de todo lo cual se aprovechó el consejero jurídico con el mayor descaro.

El hecho tampoco era ajeno, porque ya se ventilaban versiones desde hace mucho tiempo, por eso el autor dice que Scherer no llegó sino a operar un sistema ya existente, pero lo aceitó de manera descarada y con una ambición de dinero que no conoce límites.

g).-Cuando habla del negocio de la justicia donde intervienen despachos de abogados, jueces, magistrados, potentados y políticos, da entender que ese sistema es el que opera en toda la justicia mexicana en forma ordinaria, lo que me parece inexacto y por tanto injusto, cuando menos por lo que corresponde a Zacatecas, donde fungí muchos años como juez y otros tantos de magistrado y nunca viví tal situación, ni menos conocí “una habitación escondida”, salvo prueba en contrario.

La parte a que aludo, se encuentra en el primer párrafo del capítulo 1 denominado El negocio de la justicia en México, página 22 del libro, que enseguida copio: “Dentro de nuestro Poder Judicial, de forma muy clara en el local y más discreta en el federal, existe una habitación escondida, de difícil acceso, donde las élites económicas y políticas negocian los casos judiciales y dónde muy a menudo se compra y vende el acceso a la justicia, ya para castigar a ciertos enemigos, ya para que determinados personajes logren garantizar su impunidad. En esa recámara, habitada por jueces, brokers, litigantes, políticos y hasta presuntos delincuentes, opera el Mercado de la justicia en México.”

Y si bien el libro da cuenta con datos precisos de casos estremecedores y del todo reprobables, donde pone nombres y apellidos, su investigación no refiere que haya abarcado a nuestro estado, de modo que generalizar es injusto y poco aporta a la lucha que debe emprenderse sin tregua para desterrar la corrupción y opacidad en los órganos judiciales, donde existan.

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