
Sigifredo Noriega Barceló.
“La boca habla de lo que el corazón está lleno” Lucas 6, 39-45 San Ignacio de Loyola hablaba de ‘magis’ (más) cuando invitaba a sus discípulos a dar más de sí en la vida de cada día. En nuestro tiempo hablamos de ‘dar el extra’, ‘el plus’, ‘al cien’, cuando queremos ir más allá … Leer más
“La boca habla de lo que el corazón está lleno”
Lucas 6, 39-45
San Ignacio de Loyola hablaba de ‘magis’ (más) cuando invitaba a sus discípulos a dar más de sí en la vida de cada día. En nuestro tiempo hablamos de ‘dar el extra’, ‘el plus’, ‘al cien’, cuando queremos ir más allá de lo ordinario. Dar resultados (buenos, muchos y rápido) es el nuevo sistema de pesos y medidas en la sociedad violenta y consumista de nuestros días. El sabio del Antiguo Testamento (primera lectura) dice que “en el horno se prueba la vasija del alfarero” para indicar la importancia de ‘tener’ un buen corazón (interioridad) en quien busca ser y dar más.
En estos días de violencia descarada no podemos contentarnos con ver de lejos lo que sucede; tampoco esperar que solamente la autoridad busque y ejecute las soluciones; todos los problemas son complejos. El verdadero discípulo de Cristo está llamado y urgido a aportar no sólo lo suyo sino el ‘plus’, junto con/a los demás. Dar frutos buenos es la carta de presentación de todo aquel que se precie de ser buen discípulo, como lo ha dicho/hecho el Maestro en las tres sentencias que escuchamos hoy en el Evangelio.
“¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?” Jesús nos envía a ser discípulos aventajados, no mediocres. ¿Qué es lo que hace que un discípulo sea maestro? Que sea autocrítico, vea primero su propia vida, acepte sus limitaciones y tenga actitud de discípulo. Se trata de aprender a aprender desde la humilde interioridad. Para ser no violento hay que ser pacífico, así tan sencillo…
“¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo?” ¿Qué es lo que nos lleva a esto? La respuesta no es sencilla, pero –es mi opinión- la otra persona nos desilusiona porque no la amamos y, al no amarla, no aceptamos su realidad. Tendríamos que comenzar por mirarnos a nosotros mismos y sacar la viga de nuestros ojos. Otra vez la interioridad…
“… La boca habla de lo que está lleno el corazón”. Jesús pide a sus discípulos un estilo de vida que dé permanentemente frutos de bondad, verdad, justicia, solidaridad. Esto exige un comportamiento humilde, coherente, transparente, generoso. Lo que sale del corazón es lo que mejor revela quiénes/cómo somos y qué queremos.
Tener comportamientos significativos en favor de los demás es lo que puede ser alternativa a una sociedad violenta, basada en lo fácil, lo que deja ganancia momentánea… El cristiano que pretenda ser discípulo ‘plus’, en nuestros días violentos, está llamado a sanear su interioridad; si ésta no está sana, el fruto tampoco podrá estarlo.
Hoy miércoles inicia la Cuaresma, 2022. Excelente oportunidad para revisar cómo anda nuestra interioridad (que se asoma por la conciencia) y dejar que Dios entre en nosotros y haga aseo total en nuestro interior. Entonces se sanearán nuestras raíces y habrá frutos de reconciliación, fraternidad y paz para todos y en abundancia. ¡Arrepiéntete y cree en el Evangelio!