Se aprietan las finanzas públicas

Luis Enrique Mercado.
Luis Enrique Mercado.

Sin reforma fiscal, con la economía paralizada por la pandemia y las malas decisiones económicas, el camino es el endeudamiento.

Las finanzas públicas en el primer semestre del año revelan una monumental caída en los ingresos, la mayor parte debido a la pandemia, pero también indican la incapacidad gubernamental de gastar donde se debe y apuntan algunas manipulaciones en los datos.

En los primeros seis meses del año hay una natural caída de los ingresos totales por 169 mil millones de pesos y la cifra aumenta en la medida que avanza el año, ya que los buenos resultados de los primeros meses, en especial en los ingresos tributarios, desaparecieron por la parálisis de la economía.

Los ingresos cayeron 23% en el segundo trimestre y, en especial, disminuyeron 34% en el mismo periodo; el IVA, por ejemplo, trae una caía de 28.6% respecto a la Ley de Ingresos y el ISR de 2.4 por ciento.

Desde luego, los ingresos petroleros tienen cada vez menos importancia. Se observa un faltante del 45.5% que sería mayor si no se considerara la transferencia de recursos que el gobierno ha hecho a Pemex.

Esta caída en los ingresos la trató de compensar el gobierno tomando dinero de los fideicomisos; sin embargo, no fue suficiente para compensar los efectos de la parálisis económica.

Respecto a los gastos, continúa el aumento en el costo financiero que ya representó 13% del total del gasto en los primeros seis meses del año.

En la inversión pública, probablemente lo que llama más la atención es el hecho de que la Secretaria de Economía aparece como la de mayor crecimiento, pero se debe a que registraron como inversión física, 27 mil millones de pesos que gastaron en el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas, lo que evidentemente es un gasto corriente.

Sin ese programa, la inversión pública creció 7% en el primer semestre respecto al mismo periodo del año pasado.

En el gasto total del gobierno hay un subejercicio del 5.3% donde sobresale un subejercicio de 8%, equivalente 39 mil 800 millones de pesos en participaciones a estados y municipios y un subejercicio del 12% o 6 mil 100 millones de pesos en Salud.
La famosa “austeridad republicana” es en realidad un gesto teatral, porque se refiere a recortes en una parte muy pequeña del gasto, apenas el 2%, pero aplicarla sí reduce la operatividad del gobierno.

En general, las finanzas públicas del país muestran más que nunca las dificultades financieras del gobierno, que han aumentado a lo largo de los años debido a que los ingresos del sector público son raquíticos y a que los gobiernos de han echado a cuestas compromisos de gasto, muchos de ellos de carácter puramente político.

México recauda apenas el equivalente al 13% del Producto Interno Bruto, debido que la bonanza petrolera permitió a los gobiernos tener ingresos suficientes sin recaudar impuestos; es decir, financiaron el gasto con petróleo.
En la medida que la exportación petrolera cayó, se hace evidente la necesidad de una reforma fiscal que aumente la recaudación, el orden y transparente el gasto.

Este gobierno tiene la mayoría suficiente en las Cámaras como para hacer dicha reforma, pero el primer mandatario ha dicho que no creará nuevos impuestos ni aumentará los ya existentes.

Sin reforma fiscal, con la economía paralizada por la pandemia y las malas decisiones económicas, el camino es el endeudamiento, casi inevitable, o una crisis económica, ya no solo por la parálisis, sino por la imposibilidad de sostener el gasto público.

Hasta el próximo lunes y, mientras, no deje de seguirme en mi página de Facebook Perspectivas de Luis Enrique Mercado.

*Twitter: @jerezano 52




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