Palabra del señor

Sigifredo Noriega Barceló.
Sigifredo Noriega Barceló.

La Iglesia celebró el Domingo pasado el día de la Palabra de Dios; también la semana de oración por la unidad de los cristianos. Muchos temas en qué pensar y celebrar, aunque estemos al alza en contagios y haya otros virus que complican la existencia de personas y pueblos. La Palabra del Señor que escuchamos … Leer más

La Iglesia celebró el Domingo pasado el día de la Palabra de Dios; también la semana de oración por la unidad de los cristianos. Muchos temas en qué pensar y celebrar, aunque estemos al alza en contagios y haya otros virus que complican la existencia de personas y pueblos. La Palabra del Señor que escuchamos siempre ilumina nuestro caminar y nos da la pauta para vivir con dignidad los retos de cada día.

Me llama la atención la seguridad de Lucas al iniciar el escrito del Evangelio según su autoría. El evangelista sabe que el futuro de la comunidad cristiana depende de la solidez de la fe predicada, recibida, escuchada, celebrada, vivida y compartida. Por ello se deja impulsar por el Espíritu para proponer la Buena Noticia de Jesús como la oferta definitiva de salvación para todos, en todos los tiempos, en cualquier circunstancia.

Sabemos bien que en cualquier inicio está contenido, en germen, el futuro soñado, anhelado, buscado, trabajado, rescatado… Así inicia la lectura del Evangelio de este domingo. Empezar, comenzar, iniciar algo es una apuesta confiada de que la esperanza y sus esperas tendrán cumplimiento.

Impresiona la catequesis que Lucas propone para llevar una vida cristiana sólida, bien fundamentada, a prueba de tormentas y crisis. Impresiona la fuerza del “hoy se cumple” este pasaje de la Escritura que anunciaba la reapertura del paraíso… Asombra el anuncio del cumplimiento de la liberación de todos y de todo.

En tiempo de Jesús, los oprimidos, los pobres, los enfermos… recibían sólo malas noticias. Toda la carga era para ellos: empadronarse, pagar nuevos impuestos, permanecer fuera de la ciudad; oír repetitivamente la salvación no es para ustedes, están descartados… Con el “hoy se cumple” de Jesús todas las cadenas son rotas, la gracia es gracia, los sordos oyen, los ciegos ven… los muertos resucitan. Vuelve la esperanza porque la Palabra del Señor es Buena Noticia… para el que tenga fe.

La proclamación de la Palabra de este domingo cumple lo que dice e invita a transformar la vida y sus recovecos. Es Buena Noticia que transmite la alegría de saber que somos personas amadas por Dios y enviadas a generar fraternidad. Tiene la misión de ser Palabra viva ante los diversos y complejos desafíos/retos del hoy que vivimos. No se trata tanto de la letra escrita sino de aceptar la misma persona de Jesús que habla y actúa, ayer y hoy. Él es quien ha venido a traer Buenas Noticias de parte de Dios a los desvalidos y vulnerables de todo tiempo.

La Palabra nos recuerda que la salvación es en el hoy del mundo, en sus centros y periferias, con retos y oportunidades. Los cristianos tenemos mucho que dar y hacer. La comunidad eclesial que escucha tiene la misión de irradiar la Buena Noticia de Jesús, la alegría del Evangelio. El valor que los cristianos damos a la Palabra de Dios, y la capacidad de escucharla y ponerla en práctica, es uno de los mejores caminos hacia la plena unidad de los cristianos.




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