Mi delito… prestarle el carro

Un hombre es detenido acusado de un delito muy grave. Él, en complicidad con otros privaron de la libertad a una persona. La intervención de las autoridades logró su detención; sin embargo, una madre de familia se vio involucrada en este hecho. De estar trabajando para llevar el sustento a su familia, al día siguiente … Leer más

Un hombre es detenido acusado de un delito muy grave. Él, en complicidad con otros privaron de la libertad a una persona.

La intervención de las autoridades logró su detención; sin embargo, una madre de familia se vio involucrada en este hecho.

De estar trabajando para llevar el sustento a su familia, al día siguiente se vio encarcelada acusada de un delito muy grave que la puede dejar muchos años en prisión.

Su historia

Tengo cuatro hijos, hace cinco años mi esposo nos abandonó. Empezó a andar con una mujer, yo no me di cuenta de que poco a poco lo estaba perdiendo.

Un día lo vimos mis hijos y yo, llevaba cargado a un bebé y una niña como de 5 años caminando. Ni siquiera lo vimos en el rancho, ese día habíamos ido a Fresnillo a comprar los útiles de los niños.

Iban por el jardín, mis hijos lo vieron y se le acercaron, él los desconoció. Le hablé y le pregunté qué estaba pasando y se fue caminando muy rápido.

La mujer volteaba a vernos y mis hijos no comprendían lo que pasaba. Para ese tiempo mi hija mayor tenía 12 años, el más chiquito 4.

Nos regresamos al rancho fui a hablar con mis suegros, les dije lo que había pasado y mi suegra me dijo que eso me pasaba por tenerlo tan mal atendido.

Mi esposo ya no volvió con nosotros, ni siquiera me dio una explicación. Le dije que necesitaba darme dinero para los niños y a veces me daba 500 pesos, pero duraba mucho sin darme. Tuve que regresarme a vivir con mis papás porque yo no tenía como pagar una renta.

Además de que mis papás ya están muy viejitos y necesitaban que los cuidáramos. Me puse a trabajar, empecé vendiendo gorditas en la parada del camión, luego me ofrecieron trabajo en una tienda y hacia gelatinas. Un día entré a trabajar en la mina, era intendente. Ahí lo conocí.

Confianza

Con este hombre no tenía una relación formal, solo andábamos; él está casado. Lo veía nada más en el trabajo, platicábamos como amigos.

Me contaba los problemas con su esposa y yo le contaba los míos. A veces me pedía que los 200 pesos para la gasolina y yo se los prestaba, luego a mí se me ofrecía y él también me prestaba. Empezamos como amigos, nunca nos quedamos de ver en la noche, ni yo faltaba a mi casa ni él a la suya.

Yo le prestaba mi carro cuando lo necesitaba, sí le tenía confianza. A veces iba por el carro en la noche cuando yo terminaba mis pendientes, en la mañana iba por mí y nos íbamos al trabajo. También me lo pedía en el día, no muy seguido, me lo llegó a pedir pocas veces.

Detenida

Días antes de que me detuvieran, me pidió el carro, yo se lo presté. Me dijo que ocupaba mover unas cosas. Me lo entregó al día siguiente.

Yo no manejo por eso no lo ocupaba. Días después me invitó a dar la vuelta y a comer; primero fuimos a comprar unos encargos de mi mamá de su medicina y también iba a llevar un mandado para la casa.

Íbamos a ir por un pendiente de él, pero no me dijo que era. Cuando ya íbamos por su mandado y a comer se nos cerraron unas trocas y me asusté mucho porque no sabía que estaba pasando.

De repente nos rodearon y eran policías, preguntaron el nombre de este hombre y a mí me apuntaban también.  Estaba paralizada del miedo.

Me esposaron y a él también. Me quitaron mis pertenencias y nos echaron en camionetas diferentes. Le dieron y agarraron carretera. Yo tenía mucho miedo, pensaba que era un levantón o un secuestro.

Delincuente

Llegamos a una comisaría o algo así en donde había muchos policías; nos metieron en unos cuartos y luego nos pasaron para hacernos preguntas de un hombre secuestrado.

Yo no sabía quién era ese señor ni nada, luego me dijeron que ya me había señalado y que a poco por meterme con ese hombre me iba a proteger.

Cuando me leyeron la declaración de él, me quedé de una pieza, estaba siendo cómplice de un delito muy grave y yo no sabía ni qué.

La acusación

Dijo que él me pidió mi carro para ir a hacer un trabajo, ese trabajo era ir a secuestrar a un señor y pedir dinero a su esposa. Yo no sé si lo harían, o no.

Todo les salió mal, porque la policía agarró al que fue a recoger el dinero y luego lo usaron a él para saber quién más estaba involucrado; lo sé porque me enteré después de estar detenida.

Como yo andaba con este hombre a mí también me agarraron y como el carro que usaron era mío me vi envuelta en este problema tan grande.

Al señor que se supone que secuestraron lo dejaron irse y llegó bien con su familia. Yo no sabía que estaba haciendo ese hombre, me involucró a lo mejor sin querer. Tampoco sé si eso lo hacía siempre, de lo único que platicábamos era de sus problemas con su esposa, nunca me platicaba que anduviera haciendo nada malo. Solo sabía que trabajaba en la mina. Yo como me iba a imaginar que anduviera haciendo eso.

Delito muy grave

Cada caso de secuestro no es sólo un delito grave; es también un incidente de carácter crítico y una amenaza para la vida. Es una violación de la libertad individual que socava los derechos humanos.

Hay suficientes pruebas de que muchas víctimas nunca se recuperan plenamente del trauma asociado con este delito.

El secuestro también tiene repercusiones devastadoras sobre los familiares, los amigos íntimos y los colegas. Crea temores y dudas en las comunidades y puede tener consecuencias adversas para la economía y la seguridad de los Estados.

Delito muy penado

Afortunadamente en nuestro país de acuerdo con la Secretaría de Gobernación, se hicieron modificaciones a la Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en materia de Secuestro, la Constitución y al Código Penal Federal.

De esta manera, quien antes pagaba de 20 a 40 años de prisión por secuestrar a otra persona, ahora pagará de 80 a 140 años por cometer uno de los delitos más penados a escala mundial.

El decreto castiga a quien cometa el llamado secuestro exprés con penas que van desde 40 a 80 años de cárcel, delito que anteriormente obligaba a los delincuentes a cumplir una condena de 20 a 40 años.

Los secuestradores de menores de edad, adultos mayores de 60 años y mujeres embarazadas, serán condenados a penas que se ubican de 50 a 90 años.

Esa misma pena podrá ser aplicada a varios secuestradores que, de manera conjunta, participen en la privativa de libertad de una o varias personas en tierras mexicanas.




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