Mi delito… dejar a mi niña

Historias de Lobos.
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Una madre de familia permite que su hijita de 6 años se quede visita en casa de su abuelita paterna desde el verano hasta fiestas decembrinas. Ella regresa a Reynosa lugar en donde reside, sin imaginar los riesgos y los abusos que sufriría la pequeña. La historia de voz del papá Nos fuimos a Reynosa … Leer más

Una madre de familia permite que su hijita de 6 años se quede visita en casa de su abuelita paterna desde el verano hasta fiestas decembrinas.

Ella regresa a Reynosa lugar en donde reside, sin imaginar los riesgos y los abusos que sufriría la pequeña.

La historia de voz del papá

Nos fuimos a Reynosa a vivir desde antes de que naciera mi hija la más chiquita. Mi esposa es de Plateros y yo de Fresnillo.Tuvimos tres hijos los niños tienen 9 y 12 años y la niñita 6. Cada que había vacaciones largas mandábamos a los hijos con mi mamá.

Ella es muy cariñosa con todos sus nietos, pero a mi hija la quería más que a todos porque es la única nieta mujer y además la más pequeña. Mi mamá nos dijo que si no le dejábamos un año a la niña ahora que entrara a la primaria. Eso nos lo dijo en diciembre.

Mi esposa y yo lo estuvimos pensando mucho. Le dijimos a mi niña que si ella quería venirse a vivir un tiempo con su abuelita y la niña fascinada nos dijo que sí. Se nos hizo mucho tiempo un año y le dijimos que solo hasta diciembre, que estuviera todas las vacaciones de verano la inscribiera mi mamá en la primaria y en diciembre ya veníamos por la niña.

En la escuela de Reynosa también pedimos permiso y nos dijeron que sí.

Dejamos venir a los niños en las vacaciones con todo arreglado para que la niña se quedara con mi mamá. Vino a traerlos mi esposa y se quedó una semana que le dieron de permiso en su trabajo. La niña se quedó muy a gusto. Pasó más o menos un mes y me tocaron mis vacaciones a mí en el trabajo. Vine de visita con mi mamá y también para llevarme a mis hijos los grandes. Yo no esperaba nada de lo que me iba a encontrar.

Incredulidad

Llegué a la casa de mi mamá y todo parecía normal, mis hijos estaban muy contentos como siempre. A la niña si la veía como distraidita. Le pregunté que si de verdad se quería quedar con su abuelita y ella me dijo que no tanto, pero que su abuelita estaba solita y que ella la quería acompañar.

En esos días de mis vacaciones me llamó la atención un día que llegué y no podía abrir uno de los cuartos de arriba. Me contestó desde adentro mi sobrino y me dijo que no podía abrir porque mi hija le había puesto candado. Le dije que no estuviera jugando porque a esa puerta no se le podía poner candado. En eso ya me abrieron, no noté nada extraño. Me dijo la niña que estaban viendo la tele.

Como tres o cuatro días después de eso, estaba en la casa de mi mamá eran como las siete de la tarde. Salí hacía la cocina, en eso vi que mi sobrino que tiene como 16 o 17 años tenía acostada en el suelo a mi hijita con los pantalones y sus calzoncitos debajo de las rodillas. Mi sobrino estaba encima de ella “desbraguetado”, con el pantalón completamente desabrochado. Entré a la cocina y se lo quité de encima. Nada más levanté a mi hija. Yo no pude pegarle, hubiera querido darle de fajillazos. No pude pegarle, del coraje me solté llorando. Cuando mi niña me vio llorando también se puso a llorar. Me empezó a platicar en donde y cuantas veces la agarró. Me dijo mi hijita que la metía debajo de la cama de mi mamá y de su tía. Que cuando la tenía ahí le decía que le chupara donde él hacía pipí. Ella no me lo dijo así porque ni siquiera sabe cómo se llama esa parte del cuerpo de los hombres.

Me fui con mi hija para hablar con mi mamá de lo que había pasado. Ella me dijo que ya había notado a la niña que estaba muy llorona y que pedía mucho a su mamá. Pero que también había dicho la niña que le ardía mucho para hacer pipí, también me dijo que otro día ya había escuchado que la niña le decía que no a su primo pero que ella pensó que le había quitado las caricaturas y que luego ya no escuchó a la niña renegar, por lo que ya no fue a ver qué pasaba.

Una vocecita inocente

“Vivo en Reynosa, pero mi mamá le pidió permiso a mi maestro para venir aquí con mi abuelita y si le dio permiso. Cuando estén las posaditas me voy a ir a Reynosa otra vez. Vengo con mi abuelita cada año y después llega mi papi. Yo juego con mis primos y unas vecinitas. Jugamos al fut, al básquet, a la pelotita chiquita y al voley.

También juego a las marionetas y después jugamos a los carritos chocones. Mi primo ya es grande, bien grandote. A veces quiere jugar cosas que a mí no me gustan. El otro día mi papi nos descubrió jugando a esas cosas que a mí no me gustan. Yo tenía miedo de decirle lo que me hacía mi primo, yo estaba llorando más que mi papi, él y yo estábamos llorando, porque mi primo me ponía debajo de las camas de los cuartos.

En el de la izquierda en el de en medio, en el de mi abuelita en el de mi tía. Solo me decía que me callara la boca, me hizo que me callara. Me pichaba un chicle, unas galletitas, me compraba papitas y también me compraba nieves, si me callaba. Me hacía callarme y me pichaba todo para que no le dijera a nadie que me decía que se lo chupara. Es como una ruedita así como si fuera un palito que tiene mi primo y si se lo chupé. Él me lo metía a la boca, estábamos debajo de la cama, estábamos acostados en el suelo y me decía que se lo chupara y yo se lo chupé.

Me tocaba en la pancita y en la colita. Eso me lo hacía en la cocina me bajaba los pantaloncitos y mis calzoncitos, me acostaba en el suelo y en las camas. Él también se baja su pantalón y se sacaba el que es así como un palito y me lo ponía en mi cosita. Después me dijo que me callara que no le dijera a nadie para que mi papi no me pegue. Y que él me va a comprar todo lo que yo quiera. Que me compraría juguetes. Si me compraba los juguetes, me decía que me compraría un telescopio y todo lo que sea y un librito de inglés, es que no se hablar inglés, pero si entiendo lo que dice el libro de inglés.

Luego con sus manos me agarraba de la pancita y de los piecitos eso lo hacía cuando estábamos solos. Muchas veces me ponía en la cosita su palito, que tiene como una ruedita que la tiene en medio de sus piernas. Que yo no sé cómo se llama. Yo lloraba porque me lastimaba mi cosita. Una vez me salió poquita de sangre, pero no le dije a nadie, porque él me dijo que no le dijera a nadie.

Es que estábamos debajo de la cama de mi papá, cuando me vio la sangre me dijo que me iba a traer papel de baño. Me lo llevó, me limpié, me subí el calzoncito y me salí de ahí, por eso nadie se dio cuenta. Él papel yo lo tiré, después pasó que él me compró ya las cositas, los juguetitos y unos colores.”

Prevención

Los niños de edades tempranas por desconocer el mecanismo de la actividad sexual de los adultos, es muy difícil que lo inventen a menos de haberlo vivido.

En ocasiones los niños pequeños y más cuando la agresión de índole sexual no fue violenta, no la equiparan a algo dañino, hay muchos pequeños que solo lo ven como un juego que no les gusta.

Es muy importante hablarles a los pequeños sobre la importancia de que ellos son los únicos dueños de su cuerpo y que nadie debe tocarlos y que ante cualquier intento de alguien de hacerlo deben informar a sus padres y les creerán.

Muchos padres de familia tienen la creencia equivocada de que hablarles sobre temas de sexualidad despertará su curiosidad o los hará proclives a ser víctimas de abuso o los llevará a tener prácticas sexuales tempranas.

Jill Starishevsky señala 10 errores que comenten los padres sobre el abuso sexual:

  • Creer que rara vez son los niños víctimas de abuso sexual
  • Este tipo de cosas no pasa donde yo vivo.
  • Nunca dejamos a nuestro niño con personas extrañas.
  • Mi niño no tiene suficiente edad para hablar sobre este tema.
  • No quiero asustar a mi niño.
  • Yo sabría si algo le pasa a mi niño
  • Mi niño me diría si algo le pasa
  • Yo nunca dejo a mi niño solo con adultos
  • No quiero sembrarle ideas innecesarias sobre el tema a mi niño.
  • Nunca le va a pasar a mi niño.la niña de 6 años sufrió abusos por parte de su primo de 17 años.



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