¿Expresas… o comunicas?

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

A cualquiera puede concedérsele el derecho a expresarse y, sin embargo, puede no comunicar.

Cualquiera puede expresar; no cualquiera comunicar. La expresión precisa sólo sacar, a veces explotar o imponer. De hecho, para expresarse no se precisa inteligencia. La comunicación, en cambio, sí echa mano de ella, y además del convencimiento, el consenso. En el caso más pesado, debe recurrirse a la justa negociación.

Quien impone no comunica, no respeta.

La expresión no siempre llega a ser comunicación. A cualquiera puede concedérsele el derecho a expresarse y, sin embargo, puede no comunicar.

Para llegar a la ideal comunicación, se precisa primero que quien busque hacerlo sea capaz de comprender, interpretar e incluso vivir lo que busca dejar en las demás personas. Sólo así se convence. La coherencia es fundamental. El ejemplo es decisivo.

En la práctica, en la vida real, comunicar implica traducir el pensamiento a palabras efectivas, que tengan una consecuencia en la realidad. Esto demanda que quienes amamos las palabras debamos asumir que importa más la realidad que lo escrito, bello o no.

El entorno consumista busca, la más de las veces, que el humano no piense, y menos redacte o comunique. En 1926, Dashiell Hammett escribió en la revista Western Advertising: “Las palabras que prefiere el hombre corriente son las que le permiten hablar sin tener que pensar(…) Simplicidad y claridad son las cualidades más importantes para asegurar el máximo efecto que se desee producir en el lector; y asegurar ese máximo efecto deseado es la meta principal de la literatura”.

Para comunicar, debemos buscar esa efectividad en la capacidad de elegir correctamente las palabras dentro de nuestros discursos orales y escritos.

¿Expresas… o comunicas? En el ámbito oral, las gesticulaciones, los aspavientos, las elevaciones de voz, los apasionamientos, las pausas dramáticas… en el ámbito escrito, los subrayados, las mayúsculas, los espacios saturados y en blanco… todo eso puede abonar a la expresión, pero no necesariamente a la comunicación.

La expresión plasma, muestra. La comunicación construye, une, permite avanzar en conjunto.

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