Estatuas de zacatecanos en el Paseo de la Reforma

Manuel González Ramírez.
Manuel González Ramírez.

Lo que hoy conocemos como Paseo de la Reforma tiene su origen en 1864, durante el Segundo Imperio, cuando gobernaba Maximiliano de Habsburgo. Eso significa que este Paseo es casi tan antiguo como las Leyes de Reforma. Aunque hay que precisar que en aquel tiempo se denominaba el Paseo de la Emperatriz porque fue trazado … Leer más

Lo que hoy conocemos como Paseo de la Reforma tiene su origen en 1864, durante el Segundo Imperio, cuando gobernaba Maximiliano de Habsburgo. Eso significa que este Paseo es casi tan antiguo como las Leyes de Reforma. Aunque hay que precisar que en aquel tiempo se denominaba el Paseo de la Emperatriz porque fue trazado por un capricho de los emperadores Maximiliano y Carlota, quienes deseaban un camino más directo y rápido que los condujera del Castillo de Chapultepec (su residencia) a Palacio Nacional. Además, era un paseo que sólo que estaba reservado para uso exclusivo de la familia imperial, sus amistades y sus más cercanos colaboradores. Esto quedó consignado en el decreto del 13 de octubre de 1866 por el que se prohibía el tránsito de vehículos, animales y personas sin la autorización del Emperador. Al poco tiempo, Maximiliano fue retirado del trono, y ya sabemos cómo terminó su historia, al mismo tiempo que iniciaba un nuevo periodo en la historia de México a la que se llama Restauración de la República, con Juárez a la cabeza.

¡Quién iba a decir que el Paseo que fuera idea y obra de los emperadores Maximiliano y Carlotita, llevaría el nombre de un proceso histórico y de los monumentos de sus principales opositores! A finales del siglo XIX, se había pensado adornar el Paseo de la Reforma con jarrones y estatuas de personajes de la mitología griega, no obstante, el periodista y académico Francisco Sosa, en una columna que publicó en el diario El Partido Liberal, sugirió al Presidente Porfirio Díaz una mejor idea: que se colocaran estatuas de personajes que participaron en la Reforma Liberal. La propuesta fue aceptada en 1888 y el Gobierno de la República decidió otorgar dos pedestales a cada uno de los estados para que en ellos colocaran a los personajes que escogieran.

Al año siguiente, dio principio la colocación de las estatuas. Las primeras entidades en aceptar la convocatoria y en colocar sus respectivos monumentos fueron: el Distrito Federal, Hidalgo, Nuevo León, Oaxaca, Sonora, Veracruz y Yucatán, quedando instaladas catorce estatuas. El presidente Díaz inauguró esta primera fase el 14 de febrero de 1895. Más tarde se fueron sumando otros estados para enriquecer el conjunto escultórico. En 1896, colocaron estatuas los estados de Chihuahua, Durango, Jalisco y San Luis Potosí. En 1898 le tocó el turno a tres entidades que aportaron seis monumentos: Aguascalientes, Guerrero y Sinaloa. Y fue en esa ocasión cuando se colocó la primera estatua de un zacatecano. ¡Sí! Pero no lo mandó hacer su entidad natal sino el Estado de Sinaloa, donde se le considera como hijo adoptivo. Se trata del general Antonio Rosales, que en su memoria, la capital de esa entidad lleva el nombre de Culiacán de Rosales.

La escultura del general Rosales es de bronce y de tamaño natural, obra del escultor Jesús Contreras, se encuentra ubicada en el Paseo de la Reforma, junto a la calle Havre y muy cerca de la Glorieta de la Palma, a tan sólo seis cuadras de la Columna del Ángel de la Independencia. La estatua fue develada el 15 de septiembre de 1898. Ahí aparece la efigie gallarda de un general en combate que sujeta con coraje su espada por ambos extremos; viste casaca, pantalón y botas; tiene la cabeza descubierta. Hace poco, los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, al manifestarse y tomar como campamento el Paseo de la Reforma, derribaron la escultura, al punto de hacerla desaparecer. Nos sentimos agraviados por tal acción y nos manifestamos a través de los medios de comunicación. La estatua apareció y regresó a su pedestal original. Y ahí sigue en pie uno de nuestros embajadores históricos en la Capital de la República.

En 1902 fueron instaladas las dos últimas esculturas de esta primera etapa. Le tocó cerrar con broche de oro al Estado de Tamaulipas. Aunque hay que aclarar que en 1982, el Estado de México colocó las dos últimas en esta sección que va de la Glorieta del Ángel de la Independencia hasta la ex Glorieta del Caballito, haciendo un total de 38 monumentos a personajes de la Reforma Liberal.

En el segmento del Paseo de la Reforma que inicia entre la ex Glorieta del Caballito y la Glorieta de Peralvillo, existen 39 esculturas que fueron colocadas a partir del mes de agosto de 1976. En esta segunda etapa participó el resto de las entidades federativas, excepto Baja California Norte que no tiene ninguna representación en el conjunto escultórico.

Zacatecas mandó hacer dos esculturas de tamaño natural de dos grandes hombres de nuestra historia, cuyas vidas y obras trascendieron las fronteras del tiempo y del espacio, se trata de: don Francisco García Salinas y el general Jesús González Ortega. Las estatuas fueron realizadas por el escultor Antonio Castellanos y se localizan junto a la Glorieta de Cuitláhuac. Don Francisco García Salinas aparece con un atuendo civil muy parecido al que porta el monumento de la alameda de la Ciudad de Zacatecas (traje y capa). Al general González Ortega aunque fue militar y participó en combates importantes, lo podemos encontrar vestido con un traje de civil; en su mano derecha sostiene una espada y en la izquierda un pergamino enrollado (las Leyes de Reforma).

Zacatecas ocupa el tercer lugar en cuanto número de personajes que hay en el conjunto escultórico; tenemos tres zacatecanos en ese lugar de honor. El segundo puesto lo ocupan (con cuatro personajes): Guanajuato, Guerrero y Veracruz. Y el primero (con siete personajes): la Ciudad de México.

 

*Cronista de Zacatecas.

 




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