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Antonio Sánchez González.
Antonio Sánchez González.

Hace unos 3 años, una red de científicos de la salud de todo el mundo se propuso crear el retrato más completo de la obesidad mundial jamás producido. Los investigadores compilaron los resultados de 1698 estudios sobre obesidad en adultos, que abarcaban 186 países, más de 19 millones de participantes y que abarcaban 40 años. … Leer más

Hace unos 3 años, una red de científicos de la salud de todo el mundo se propuso crear el retrato más completo de la obesidad mundial jamás producido. Los investigadores compilaron los resultados de 1698 estudios sobre obesidad en adultos, que abarcaban 186 países, más de 19 millones de participantes y que abarcaban 40 años. Lo condensaron todo en un solo artículo, publicado a principios de 2017 en la revista médica Lancet y presentaron los resultados completos en gráficos interactivos, coloridos y reveladores.

 

Desde 1975, las tasas de obesidad han aumentado en todos los países del mundo, sin excepción. Eso incluye países como México, Estados Unidos y el Reino Unido, donde la comida es barata y abundante, y países como Somalia y Angola, donde la desnutrición sigue siendo una epidemia.

 

En el extremo inferior, las tasas de obesidad de Corea del Norte aumentaron aproximadamente un 1% (del 1,6% en 1975 al 2,8% en la actualidad). Japón también está cerca de la parte baja de la tabla con un aumento del 2% desde 1975 (del 1.1% al 3.3%). Los mayores cambios ocurrieron en los países insulares más pequeños del Pacífico. Samoa y Tonga vieron aumentar sus tasas de obesidad en más del 20%, el doble respecto de 1975.

 

A nivel mundial, el adulto promedio actual tiene tres veces más probabilidades de ser obeso en comparación con el adulto promedio en 1975. Quizás el país que más llama la atención por el comportamiento de la obesidad es China. En 1975, solo el 0.5% de los adultos chinos eran obesos. Hoy, la tasa de prevalencia de gordura de en ese país es de alrededor del 8%, un aumento de 16 veces en el país más poblado del mundo.

 

Pocas veces otros problemas de salud muestran una tendencia catastrófica tan clara, en un período de tiempo tan largo, en todo el mundo. Adicionalmente, existe la dificultad que significa que la magnitud de la epidemia mundial de obesidad es difícil de comunicar solo con estadísticas.

 

Sin embargo, este tipo de investigaciones médicas también devela otro problema completamente diferente, uno que es aún más grande y de mayor alcance que la obesidad global: el problema de la sobrecarga de información. El universo digital está creciendo excepcionalmente rápido. La mitad de la información disponible en línea hoy se creó en los últimos dos años y estas cifras también aplican cuando hablamos de información médica. Pero, para que esa información sea útil para cualquier persona ajena a los expertos en la materia, debe superar una serie de desafíos.

 

Primero, la información debe ser accesible de forma práctica. Este estudio de obesidad representa el trabajo de miles de investigadores que significan la suma de millones de horas. Para comprender ese acúmulo de datos, es necesario reducirlos a textos y gráficos intuitivos y fáciles de digerir.

 

Al mismo tiempo, para la visualización práctica de datos como los referentes a los problemas de salud se requieren marcos de referencia que permitan comprender lo que de otro modo serían números abstractos y fríos. Cuando uno lee estadísticas sobre la obesidad, ya sea como lenguaje escrito o como tablas de números en una hoja de cálculo, es posible comprender que la obesidad es un problema. Pero la gente necesitamos sentir la profundidad y magnitud de los problemas para tenerlos en cuenta. Finalmente, para que la información sea útil, debe ser descubierta entre un mar cada vez mayor de ruido digital.

 

A medida que el universo digital continúa creciendo, dar sentido a toda esa información presenta un desafío cada vez más difícil. Este desafío es significativamente mayor cuando se habla de problemas de salud que tienen alcance mundial pero que, como en el caso de la obesidad, se van convirtiendo en problemas cotidianos, que no ameritan atención, para cada individuo que la padece.




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