Antes siempre ganaban los buenos

Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.
Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.

En los cuentos de antes la trama era regularmente una lucha entre el bien y el mal; el desbarajuste contra el orden; la suciedad contra la limpieza; la pereza contra el trabajo, y la deshonestidad contra la honradez y siempre ganaban los buenos.   Eso hacía que en la niñez y en la juventud se … Leer más

En los cuentos de antes la trama era regularmente una lucha entre el bien y el mal; el desbarajuste contra el orden; la suciedad contra la limpieza; la pereza contra el trabajo, y la deshonestidad contra la honradez y siempre ganaban los buenos.

 

Eso hacía que en la niñez y en la juventud se cimentaran los valores y las acciones positivas como medio para vivir en paz, unidos, solidarios, teniendo como célula básica de la sociedad a la familia y como marco de acción las normas jurídicas, sociales, morales y religiosas. Todas ellas integraban la vara de hierro para orientar la conducta.

 

Pero eso parece que se acabó. En los cuentos de ahora, que nos narran los medios y las redes sociales, la trama es diferente. La familia va dejando atrás su papel regulador de la sociedad y la autoridad no puede impulsar el desarrollo en medio de una sociedad desorientada, desconfiada, dividida y confrontada, donde  la corrupción, el  abuso, el fraude, el robo, etc; le van ganando la carrera a la honestidad.

 

Vemos la violencia en todas sus formas en el ámbito familiar, en la calle y lugares públicos y el desorden y la falta de respeto a nuestros mayores, a las autoridades, a los maestros y a los sacerdotes se va imponiendo lastimosamente sobre el orden social.

 

El patrimonio, el trabajo y el negocio, van perdiendo terreno frente a los embates de los amantes de lo ajeno y hasta las pandemias y las enfermedades nos hacen ver indefensos y endebles.

 

Pero lo más grave, es que pareciera que la impunidad y la injusticia es más grande y se nota más que la justicia. Cuando menos se habla más de aquellas que de ésta.

 

Una sociedad como la nuestra se encuentra indisolublemente unida por nexos de parentesco, costumbres, tradiciones, cultura, valores éticos y morales, aspiraciones, e interactuamos permanentemente. Históricamente nos hemos dado la mano para vencer las adversidades reconociendo que no podemos vivir aislados y mucho menos alejados o enfrentados.

 

La historia la hemos construido juntos y hemos dejado constancia de ello y ahora no debe ser la excepción. Necesitamos volver a ser una sociedad en paz y desterrar la división y el encono. El interés de la mayoría debe prevalecer sobre los intereses de los menos, y la mayoría quiere tranquilidad y bienestar. ¡Animo!

 




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