A debate la propuesta de reforma al poder judicial

Cuántas cosas de la justicia falta por arreglar; de tan delicado tema no son amos los políticos, pertenece a todos.

El título de esta opinión lo proveyó Claudia Sheinbaum, candidata del partido oficialista apenas el jueves pasado al emitir declaraciones sobre la batería de propuestas de reformas constitucionales y legales que el día cinco de febrero presentó ante el órgano legislativo federal el presidente de la República.

La declaración de la candidata con amplias posibilidades de triunfo, da ocasión para hacer estas reflexiones:

a).- Lo más importante que puede extraerse de sus declaraciones, es que, así sea de manera cuidadosa, discreta, tenue casi, pero entendible y sobre todo llena de intencionalidad, Claudia Sheinbaum da un giro impresionante porque nos regala un atisbo de que no está totalmente de acuerdo con el presidente, lo que en términos políticos es trascendente, al llevar implícito un desmarque , es decir, se aleja o trata de alejarse de la idea que se tiene de que toda propuesta del presidente la sigue como un libreto e ipso facto la incorpora a su herramienta discursiva en la contienda comicial.

Lo declarado equivale a un deslinde y lo que está dando a entender es que quiere ser ella la constructora de su propio proyecto, de su propio discurso con el que contendrá en la campaña para sacudirse oportuna y adecuadamente el tutelaje de su poderoso hacedor.

El tener ideas propias, aún cuando se coincida en lo esencial con el líder, es lo que individualiza, lo que permite conocer que una persona dedicada a la política es libre.

Eso es lo que necesita la candidata, construir una candidatura creíble y cautivadora, de suerte que el electorado se convenza de que no habrá alguien detrás moviendo los hilos, en suma, que será ella, porque según la constitución el poder ejecutivo se deposita en una persona, un individuo, vocablo que significa indivisible y en términos políticos que no se divide ni por tanto se comparte.

Veremos qué rumbo sigue la candidata.

b).- La presentación de ese abultado paquete de reformas en la agonía del sexenio, con el proceso electoral en curso y ya con candidaturas definidas, nubla el clima político, sobre todo a sabiendas de que el partido del presidente no dispone de las mayorías legislativas necesarias para aprobarlas. Sin desconocer la intención política electoral del presidente, también da para pensar, si dicha presentación puede dañar a la candidata oficial, porque la ata a un discurso y a una propuesta, limitándola para que construya una propia con miras al inminente sexenio.

c).- la postura de Claudia Sheinbaum de que las propuestas de reforma deben debatirse, me parece razonable y prudente. Todo en la vida pública es debatible, nada es para siempre.

Desde luego proponer un debate significa que no hay prisa para discutir en el congreso federal las reformas y significa también que no comparte todo su contenido y que tiene derecho a presentar propuesta propia.

La propuesta de debate implica que no hay cerrazón y que por tanto puede enriquecerse la propuesta de reforma al poder judicial.

Se debe tomar la palabra a la candidata, sin predisposición, pues esa declaración muestra que muy posiblemente ella no comparte del todo los contenidos y que es capaz de construir una propuesta propia que esboce el dibujo de su próximo gobierno, en caso de obtener el favor ciudadano.

Cuántas cosas de la justicia falta por arreglar; de tan delicado tema no son amos los políticos, pertenece a todos.

¡Debatamos! con aportaciones que miren por el bien de la gente; las cosas de la justicia siempre son debatibles y por tanto mejorables.

Y mientras tanto, crímenes de alto impacto y la política local revuelta con conatos de alzamientos en el partido oficial por la designación de las candidaturas. El más importante de los inconformes, fíjese usted, el señor gobernador del estado. Ya veremos si queda sólo en berrinche y tienen que doblar las manos ante la decisión de las alturas.

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