

Papa León XIV | Foto: Cortesía
El pontífice llamó a ver a los más necesitados como iguales y a reconocer en ellos la presencia viva de Cristo.
CIUDAD DEL VATICANO.– En un mensaje difundido a través de la cuenta oficial @Pontifex_es, el Papa León XIV retomó uno de los ejes centrales de su reciente exhortación apostólica Dilexi te: la dignidad espiritual y transformadora de los más pobres dentro de la Iglesia y la sociedad.
“El Papa señaló que los más pobres no son meros objetos de compasión, sino maestros del Evangelio, y subrayó que la misión de la Iglesia no consiste únicamente en ‘llevarles a Dios’, sino en encontrarlo entre ellos.”
De acuerdo con el pontífice, servir a quienes viven en condiciones de marginación no debe concebirse como un acto “de arriba hacia abajo”, sino como un encuentro entre iguales, donde Cristo “se revela y es adorado”. Este planteamiento retoma una postura pastoral que busca romper con modelos tradicionales de asistencia y promover una relación horizontal entre Iglesia y comunidad.
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Los más pobres no son meros objetos de compasión, sino maestros del Evangelio. No se trata de “llevarles a Dios”, sino de encontrarlo entre ellos. Servir a los pobres no es un gesto “de arriba hacia abajo”, sino un encuentro entre iguales, donde Cristo se revela y es adorado.…
— Papa León XIV (@Pontifex_es) November 14, 2025
La exhortación —publicada el 9 de octubre— insiste en que el mundo atraviesa un cambio de época marcado por desigualdades crecientes, violencia estructural y exclusión. Ante ello, León XIV llama a las instituciones eclesiales y civiles a adoptar políticas eficaces para combatir las causas de la pobreza.
El documento también critica las “estructuras de injusticia” que perpetúan la desigualdad y exhorta a los católicos a comprometerse con una transformación social profunda, donde los pobres sean sujetos activos y no espectadores de la vida comunitaria.
Las declaraciones del Papa han tenido particular eco en América Latina, una región golpeada por la desigualdad y la violencia. Su llamado invita tanto a gobiernos como a organizaciones sociales y religiosas a renovar sus estrategias de atención y acompañamiento, reconociendo a los pobres como protagonistas de su propio proceso de dignificación.