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FRANCIA.- El gobierno de Francia ha ordenado que todos sus hospitales y agencias regionales de salud estén listos para un eventual escenario de guerra a gran escala en Europa. La instrucción, emitida por el Ministerio de Sanidad y revelada por el semanario Le Canard Enchaîné, obliga a que antes de marzo de 2026 se presente … Leer más
FRANCIA.- El gobierno de Francia ha ordenado que todos sus hospitales y agencias regionales de salud estén listos para un eventual escenario de guerra a gran escala en Europa.
La instrucción, emitida por el Ministerio de Sanidad y revelada por el semanario Le Canard Enchaîné, obliga a que antes de marzo de 2026 se presente un plan detallado de contingencia capaz de garantizar la atención de entre 10 mil y 50 mil soldados heridos en un lapso de entre 10 y 180 días.
La medida, inédita en tiempos recientes, refleja la creciente tensión geopolítica en el continente, marcada por la invasión rusa en Ucrania y la posibilidad de un conflicto más amplio que involucre a países de la Unión Europea.
El documento, fechado el 18 de julio de 2025, describe la necesidad de anticipar un “combate importante” y de transformar el sistema hospitalario francés en una base estratégica de retaguardia.
Medios como The Independent y El Español reportaron que el plan contempla un flujo máximo de hasta 250 soldados heridos por día durante tres jornadas consecutivas, lo que equivaldría a una presión sin precedentes para el sistema sanitario.
De confirmarse este escenario, Francia se convertiría en un punto clave para la estabilización y posible evacuación de combatientes de países aliados, consolidando su papel dentro de la seguridad europea.
La preparación hospitalaria que se exige no se limita al refuerzo de camas o quirófanos. La circular ministerial indica que deben habilitarse centros médicos especializados en las inmediaciones de aeropuertos, puertos y estaciones de tren y autobús.
El objetivo es crear nodos de recepción donde los heridos puedan ser estabilizados y, en caso necesario, trasladados de inmediato hacia otras instalaciones o devueltos a sus países de origen.
Estos centros funcionarían como puntos de tránsito rápido en caso de una emergencia bélica.
La experiencia francesa en la pandemia de Covid-19, cuando los traslados masivos de pacientes se realizaron por tren y avión militar, sirve de referencia para diseñar esta red logística.
Otra parte esencial del plan es la movilización del personal sanitario. El documento establece que médicos civiles podrían ser incorporados de manera extraordinaria al Servicio de Sanidad Militar, con el fin de reforzar la atención a heridos de combate.
Se prevé capacitación especial en áreas como traumatología de guerra, quemaduras, cirugía de urgencia, atención psicológica a estrés postraumático y procesos de rehabilitación.
La intención es que Francia cuente con un cuerpo médico capaz de responder a lesiones propias de escenarios de combate, muy distintas a las que predominan en tiempos de paz.
En paralelo, los hospitales deberán realizar inventarios exhaustivos de quirófanos, camas, equipos de imagen, reservas de sangre y material quirúrgico. El plan exige ensayar protocolos de triaje masivo y evacuación médica rápida, similares a los aplicados en catástrofes.
Según reportó Gaceta Médica, se trata de un rediseño profundo del sistema sanitario en clave de resiliencia, que coloca a la salud pública como pilar en la estrategia de defensa nacional.
La ministra de Sanidad, Catherine Vautrin, explicó que no se trata de una señal de alarma inminente, sino de una acción preventiva “normal” que busca evitar la descoordinación vivida durante la pandemia.
Para el gobierno, la lección de la crisis sanitaria fue clara: sin planificación anticipada, cualquier sistema se puede ver desbordado.
Aunque la noticia generó inquietud, el Ejecutivo aclaró que Francia no está al borde de una guerra ni se prepara para un ataque directo. El plan forma parte de una política más amplia de refuerzo de la defensa civil y militar.
El gobierno distribuyó a los hogares un manual de 20 páginas con recomendaciones para enfrentar emergencias de diverso tipo, desde catástrofes naturales hasta posibles conflictos bélicos.
También se enmarca en el aumento sostenido del presupuesto militar francés, que prevé duplicarse para 2027, consolidando al país como uno de los principales actores de seguridad en Europa.
Las implicaciones de esta orden van más allá del plano sanitario. Para analistas consultados por medios europeos, la iniciativa refleja un giro hacia la mentalidad de la Guerra Fría, cuando muchos países mantenían infraestructuras médicas preparadas para escenarios de alta intensidad.
Francia, al situarse como base de retaguardia, podría ser un punto de referencia para aliados de la OTAN en caso de que el conflicto en Ucrania se expanda hacia Europa occidental.
A nivel interno, también obliga a un debate sobre la capacidad real de los hospitales, que en los últimos años han enfrentado huelgas, recortes presupuestarios y saturación por crisis sanitarias.
El debate público se centra ahora en la pertinencia de esta preparación. Para algunos sectores, el plan es una muestra de responsabilidad política y previsión estratégica, mientras que para otros alimenta la percepción de una amenaza militar creciente en Europa.
En todo caso, la orden ya está en marcha y cada agencia regional de salud debe presentar un plan concreto antes de marzo de 2026. Se trata de una de las reformas sanitarias más importantes de las últimas décadas, aunque su origen no esté vinculado a una epidemia o al envejecimiento poblacional, sino a la posibilidad de una guerra.
La decisión francesa marca un precedente en Europa. Mientras otros países refuerzan su presupuesto militar, Francia ha ampliado la perspectiva hacia la sanidad civil como parte esencial de la defensa nacional.
Esto podría generar un efecto dominó en otras naciones que evalúan cómo responder a crisis múltiples. La historia reciente muestra que los hospitales suelen ser los primeros en desbordarse en escenarios de conflicto.
Francia pretende adelantarse, no repetir errores y asegurar que, si la guerra toca a las puertas de Europa, el país esté preparado para atender no solo a sus propios ciudadanos, sino también a miles de soldados de países aliados.