La situación en Palmas Altas refleja la realidad de muchas otras huertas en la región, donde la mayoría de los árboles no lograron retoñar, informó Benjamín Carrillo productora de ese lugar. La escasez de agua provocó que la floración no se traduzca en frutos, dejando a los agricultores sin esperanza de una buena cosecha. La … Leer más
La situación en Palmas Altas refleja la realidad de muchas otras huertas en la región, donde la mayoría de los árboles no lograron retoñar, informó Benjamín Carrillo productora de ese lugar.
La escasez de agua provocó que la floración no se traduzca en frutos, dejando a los agricultores sin esperanza de una buena cosecha.
La perspectiva para este año es desalentadora, consideran que la producción de durazno será mínima, y algunos incluso piensan en abandonar el cultivo, ya que ya no resulta rentable.
El durazno de Jerez, que en décadas pasadas fue uno de los más valorados en el mercado nacional, solía ser una fuente principal de ingreso para los productores.
Camiones de empresas nacionales acudían a comprar el fruto en grandes cantidades, pero esa época quedó atrás.
La creciente sequía y los altos costos de producción han hecho que el cultivo ya no sea una opción viable para muchos agricultores.
Carrillo lamenta la situación y comenta que cada año la utilidad disminuye, ya que se gasta más en mantener los huertos que en la propia producción, “la realidad es que ya no es redituable seguir con estos cultivos”, concluyó el productor.
El panorama en Palmas Altas y en toda la región es de incertidumbre y desesperanza para quienes dependen del campo, enfrentando un escenario donde el cambio climático y la falta de recursos hídricos amenazan con acabar con una tradición agrícola que durante décadas fue el sustento de los jerezanos.