Alameda de Zacatecas: la primavera de los ricos

Hace muchos años, antes de la actual etapa de calentamiento global, la ciudad de Zacatecas y sus alrededores confrontaban fríos inclementes .

ZACATECAS.- Pocos saben que la alameda J. Trinidad García de la Cadena de esta ciudad era, desde el siglo 19, un espacio en que los capitalinos recibían la primavera, evento del cual surgieron las famosas Mañanitas de abril.

Hace muchos años, antes de la actual etapa de calentamiento global, la ciudad de Zacatecas y sus alrededores confrontaban fríos inclementes en los que, de acuerdo con crónicas de los escritores de aquellos tiempos, la temperatura descendía debajo de los cero grados.

En ocasiones, relatan algunos de ellos, había caída de nieve por días enteros en la ciudad, que se cubría de blanco en sus calles y campos, por lo que los ciudadanos, sobre todo los de alcurnia aguardaban de manera paciente en sus hogares la llegada de un clima menos extremo.

Entonces, resultaba común que los zacatecanos de la capital se recogieran dentro de sus casas con el fin de no congelarse pero, además, quienes tenían poder adquisitivo, que eran los menos, enviaban a la servidumbre a comprar a los mercados comestibles y leños para sus chimeneas porfirianas.

Algunos de ellos, sabían que con la llegada de marzo más o menos a fines de ese mes, el clima capitalino comenzaría a cambiar por lo que mandaban limpiar sus ropajes para recibir la primavera.

Alrededor del 20 de marzo, los criados enjaezaban los caballos y aceitaban los rotores de los carruajes, con el fin de que sus amos pudieran lucir la elegancia de los mismos y la suntuosidad de sus vistosas prendas de seda y organdí las damas, mientras que los caballeros ordenaban lustrar los botines y pulir sus casacas de cuero.

Salían a pasear al carrusel

De esa manera, los burgueses de la capital, propietarios de empresas mineras, fábricas y talleres salían al fin de sus viviendas para pasear en carrusel alrededor de la entonces alameda de la capital zacatecana.

Unos a otros batían sus sombreros para saludarse y las jóvenes levantaban los vestidos con la finalidad de que pudieran llegar hasta el carruaje que ya les esperaba a un costado del ancestral paseo.

En el quiosco del espacio arbóreo, una banda sinfónica, generalmente en aquella época era un grupo integrado por mujeres, también llamado Banda de señoritas de la ciudad de Zacatecas, se daba a la tarea de interpretar valses vieneses y chotís de moda en aquellos momentos.

Los ricos de la capital hacían por horas el recorrido y luego ordenaban a sus palafreneros virar hacia las avenidas Juárez e Hidalgo para ir a comulgar a la Catedral Basílica de la ciudad y concluir la velada con exquisito convite, entre vinos y viandas, acompañados del señor gobernador y su cuerpo de ministros.