El Runrún: Rompen costumbre de transiciones; paz entre Tello y David

David Monreal y Alejandro Tello.
David Monreal y Alejandro Tello.

Siempre son difíciles y tormentosas las transiciones de gobierno. La de 1998, por ejemplo, despertó mucha algarabía popular, pero también sed de venganza. Arturo Romo debía entregarle el poder a Ricardo Monreal, quien se atribuía la hazaña de derrotar a Pepe Olvera y el régimen priísta. A pesar de la conducción firme y conciliadora de … Leer más

Siempre son difíciles y tormentosas las transiciones de gobierno. La de 1998, por ejemplo, despertó mucha algarabía popular, pero también sed de venganza. Arturo Romo debía entregarle el poder a Ricardo Monreal, quien se atribuía la hazaña de derrotar a Pepe Olvera y el régimen priísta. A pesar de la conducción firme y conciliadora de la entonces secretaria General de Gobierno, Judit Guerrero, hubo patadas bajo de mesa, arañazos y se escupieron en la cara. Finalmente llegaba al poder Ricardo Monreal, desplazando gente y dejando en congeladora por muchos años a varios, incluida a Judit Guerrero– y a su familia que sufrió acoso y persecución. Luego en el 2004 llegó Amalia García. El gobierno seguía siendo perredista, pero los equipos de trabajo eran distintos. Ricardo Monreal quería que su sucesor fuera Tomás Torres, pero la habilidad política de Amalia y su influencia en el PRD nacional se impusieron. Una mesa de negociación con Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Amalia García y Ricardo Monreal definió la historia. Ahí le dijeron a Ricardo: “tú quieres a Tomás y para nosotros, también él es un gran activo del PRD, pero se la debemos a Amalia”. Ricardo aguantó la decisión, pero la transición fue difícil y rasposa. Claudia Corichi, la hija de Amalia, traía muchos amigos que se acomodaron en un gobierno controvertido. No tardó Andrés Manuel en arrepentirse de la decisión, porque Amalia reconocía a Felipe Calderón como ganador en aquella apretada elección del 2006.

Las rupturas
Desde entonces, AMLO dejó de querer a Amalia, pues sentía que él la puso y ella lo traicionó. Lo cierto es que Amalia no tenía de otra y esa amistad con Felipe Calderón le garantizó un sexenio pleno de presupuesto y apoyos. Pero al final de esa administración, en 2010 no pudo haber una transición más hostil. La entonces gobernadora quería que Toño Mejía Haro fuera el sucesor. Ese dedazo no les gustó a todos y generó una ruptura en el gabinete y el Congreso local. Unos apoyaban a Toño; otros supieron reconocer el apoyo popular hacia Miguel Alonso, quien lograría que el PRI regresara al gobierno. Además de las grillas por el cambio del partido en el poder se anticipaba un panorama adverso. Habían ocurrido hechos de violencia desde los últimos días de la campaña. Llegaron caravanas de nuevos grupos del crimen organizado y los rumores de reacomodos y pactos circulaban en Zacatecas. Era un clima similar al que se vive actualmente.

Quieren paz
Ahora en este 2021, Alejandro Tello y David Monreal quieren paz. Hay voluntad política de los dos para tener una transición tersa e inédita. Cede uno, presiona el otro. Acuerdan. Se reúnen y reconcilian, pero del lado de David hay muchos acomedidos malintencionados, que quisieran verlos pelear a muerte. Estos grilleros buscan atacar a Tello y convertir a los colectivos del D21 en grupos de choque. En este escenario de transición, muchos ofrecen contribuir a la causa, incluido el senador Ricardo Monreal. Sugiere, interviene y manda mensajes de cortesía política, a pesar de la manzana de la discordia que crece día a día: el Issstezac. En los cuartos de mando monrealista se ha determinado avanzar con la estricta, pero inevitable reforma para que sobreviva el instituto de pensiones. El PRI se desmarca para cotizarse mejor. El gobernador estira la liga de la prudencia cediendo a solicitudes y estate-quietos del gobernador electo. David Monreal se muestra razonable y busca una semana sí y otra también el acuerdo.

Los grandes quieren avanzar
Ricardo Monreal se entendió con el gobernador Alejandro Tello. Dijo que es honorable y responsable; que celebra el no endeudamiento del estado y que en una situación de crisis presupuestal inédita le reconoce a Tello su disposición. Hay cortesía y apapacho político de Ricardo al gobernador Tello. Los grandes quieren avanzar en paz, pero en las dependencias se polarizan los ambientes: priístas o pro priístas contra monrealistas. Se acusan, se insultan, se amenazan y calientan los ánimos. Los intrigosos, en su afán de prender la mecha, le mandan decir a David que los priístas quieren basificar, recategorizar y demás. Unos quieren guerra, otros la paz. Los hermanos Monreal ya decidieron por la paz. Alejandro Tello igual, además de cortesía en la “transición más tersa de la historia”.

Él toma sus decisiones
Ricardo Monreal quiere ser Presidente de la República, “de preferencia por Morena” pero si no “el pueblo decidirá”. El exgobernador de Zacatecas considera que está en su mejor momento político, con más madurez y prudencia. Tanto que reconoce que el actual gobierno actúo con responsabilidad y que su hermano David tendrá que tomar sus propias decisiones una vez que asuma el poder. Confía en que David sabrá gestionar y sacar adelante al estado. “Él toma sus decisiones”.