
José Luis Medina Lizalde.
El plan abarata el costo de medicamentos y los insumos destinados al IMSS, ISSSTE e IMSS- Bienestar al suprimir de tajo el costo de traslado desde el lugar de fabricación.
La estrategia para que México cuente con una poderosa industria farmacéutica nacional fue anunciada la pasada semana, se trata de utilizar los más de 333 mil millones bianuales que nuestro país destina a la compra de medicamentos e insumos para el sistema público de salud como herramienta de desarrollo de la economía nacional al introducir la preferencia por los productos fabricados en territorio nacional.
El decreto correspondiente es precedido por conversaciones del gobierno mexicano con los proveedores internacionales de medicamentos e insumos para que instalen plantas en nuestro país creando empleos, invirtiendo en investigación y pagando los impuestos correspondientes al mismo tiempo que coadyuvan con el desarrollo de los laboratorios que ya existen, siempre con el acompañamiento del recuperado BIRMEX.
El plan abarata el costo de medicamentos y los insumos destinados al IMSS, ISSSTE e IMSS- Bienestar al suprimir de tajo el costo de traslado desde el lugar de fabricación en Europa, la India y Brasil, lo que redunda en beneficio tanto del que compra como del que vende.
En la estrategia mencionada, la generación y transferencia de tecnología tiene un lugar preponderante, lo que abre amplios horizontes a las universidades que cultivan la investigación científica, atenuando también la fuga de talentos en el área.
Para valorar la importancia de esta vertiente del Plan México, tomemos en cuenta la desindustrialización deliberada que provocó, que cuando la pandemia, no se fabricara en México, ventiladores y muchos otros equipos y medicamentos imprescindibles para el tratamiento correspondiente y que cuando se produce la vacuna, tuvimos que comprar con anticipación todo los que se pudo a cada laboratorio trasnacional que la ofrece al mundo como la más demandada mercancía en la angustiosa coyuntura mundial.
Los inversionistas mexicanos, así como los de la India, Brasil, y Europa principalmente, así como el sector privado mexicano, han recibido el anuncio con gran entusiasmo.
El gobierno mexicano se apoya en el atractivo para los inversionistas de un enorme mercado seguro y creciente para los proveedores del sistema de salud pública en vías de recuperarse del desmantelamiento de que fue objeto.
¿Plan zacatecas cuándo?
Estados como Zacatecas, debieran aprender la lección de cómo hacer del dinero público, instrumento para el desarrollo y no simple ejercicio de gasto.
La tradición de hacer las compras y de contratar la obra pública con los foráneos complementada con el trato privilegiado a locales, es una inercia generada por la arraigada corrupción que impide poner en práctica un radical localismo que no tenga más límites que los que la ley establece.
Zacatecas destaca en la producción de hortalizas y frutas, pero las que consume la población las adquirimos en los tianguis de barrio que se surten semanalmente en Aguascalientes, ya no hablemos de ropa y calzado. La fuga de circulante proveniente de salarios y remesas debiera ser preocupación compartida por gobierno y sector privado dando origen a estrategias específicas.
La industria restaurantera zacatecana pudiera tener un vigoroso mercado en los alimentos que se financian con recursos públicos, como son los de las poblaciones carcelarias, cuerpos policíacos, Guardia Nacional y Ejército, pacientes y personal de hospitales públicos, etcétera, disponiendo lo conducente en lo que depende del gobierno del estado y gestionando lo pertinente lo que es propio de la federación.
Tal cometido se logra mediante el concurso de gobierno y sector privado para fines de vigilancia sanitaria, crédito e impulso a la creación de asociaciones (Pool) entre las pequeñas empresas restauranteras, dada la imposibilidad y la inconveniencia de que una sola sustituya a las empresas foráneas que ahora se encargan.
Es tan solo un ejemplo que me permite proponer una visión más integral del uso del presupuesto público para convertirlo en acicate de desarrollo, una renovada visión que implica cercanía entre sector privado y gobierno basada en la transparencia, sin favoritos ni moches.
Localismo terapéutico
Proponer adentrarnos en un radical localismo no es sinónimo de aislamiento, es responder al hecho de que el mundo ya despertó de la ilusión de la globalidad absurda, que lo hizo alejarse de la producción y consumo de lo propio como fortaleza inexpugnable. Europa y Estados Unidos protagonizan la patética dependencia de la ilusión en la que los chinos jamás cayeron, las soberanías no son solamente sentimientos cívicos que cohesionan a los pueblos, ahora ya nadie discute la importancia de que México logre la soberanía alimentaria, que nunca vuelva a perder la soberanía estratégica, que alcance la soberanía digital y que la soberanía farmacéutica más pronto que tarde sea una realidad.
Así como hay un Plan México debe haber un Plan Zacatecas en consonancia con el primero, el nacional conjuntó esfuerzos del gobierno, sector privado y comunidad del saber
¿Quién dice que los zacatecanos no podemos?
Nos encontramos el jueves en Recreo