Cristo es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo

Fernando Mario Chávez
Fernando Mario Chávez

Homilía Domingo II Tiempo Ordinario, Ciclo A, 190120 INTRODUCCIÓN Hermanos (as): La homilía es siempre un comentario con doctrina, pedagogía adecuada a los oyentes que escuchan y tratan de entender y asimilar la palabra de Dios dentro del contexto litúrgico de las celebraciones eucarísticas, especialmente los domingos y para ayudar y alimentar espiritualmente nuestro testimonio … Leer más

Homilía Domingo II Tiempo Ordinario, Ciclo A, 190120

INTRODUCCIÓN

Hermanos (as): La homilía es siempre un comentario con doctrina, pedagogía adecuada a los oyentes que escuchan y tratan de entender y asimilar la palabra de Dios dentro del contexto litúrgico de las celebraciones eucarísticas, especialmente los domingos y para ayudar y alimentar espiritualmente nuestro testimonio cristiano con palabras, pensamientos y obras, realizando de esta manera la misión de anunciar siempre los valores del Reino de Dios por medio de la Iglesia que todos los creyentes en Cristo formamos, en los diversos ambientes, dentro las culturas y modos de vivir, pensar y actuar bajo la luz de la gracia y la vocación que todos y cada uno recibimos de parte de Dios, quien desea que todos los hombres se salven y lleguen a conocer y poseer la verdad que salva, regenera y abre el camino que nos lleva a cumplir la voluntad divina en el tiempo de este mundo en el cual existimos, somos y nos movemos siempre con el fin último de alcanzar la gloria del cielo de acuerdo al plan de salvación que Dios continuamente nos revela. Pasemos ya a la parte doctrinal de nuestra presente homilía.

 

CRISTO ES EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA LOS PECADOS DEL MUNDO

He aquí el tema de nuestra homilía que, desde distintos ángulos, acerca del testimonio de Jesús, nos presentan las lecturas bíblicas de este domingo. A saber: 1ª lectura nos hace saber el aval de Dios a favor de su Siervo como luz de las naciones y portador de su salvación universal para todos los pueblos; 2ª lectura relata la confesión de San Pablo, quién se proclama por vocación divina, apóstol de Jesucristo en la proclamación del evangelio; 3ª lectura evangélica añade el espléndido testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús como “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”.

Efectivamente, el texto del evangelio de hoy contiene el segundo testimonio del Bautista a favor de la mesianidad y divinidad de Jesucristo, que está a punto de iniciar su labor apostólica que el Padre le confió. Testimonio que tiene dos puntos cumbre: 1º “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Esta frase tiene un gran contenido, rico en resonancias bíblicas, con referencias, primero, con relación al cordero pascual de la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto y el éxodo hacia la tierra de la libertad prometida por Dios.

Es el cordero de la Pascua como paso del Señor, exterminando por un ángel a los primogénitos del pueblo egipcio y con la señal de la sangre del cordero que se debía inmolar para que con su sangre se marcaran las puertas del pueblo de Israel y de esta manera ser liberados del exterminio e iniciar entonces el éxodo hacia la tierra de promisión.

Esa fue la gran pascua que luego, por mandato divino el pueblo elegido debía conmemorar y celebrar con gran solemnidad cada año de generación en generación; por esta razón también cada año se inmolaban los corderos que los israelitas presentaban en el servicio litúrgico del Templo, precisamente para conmemorar con profunda fe y devoción la pascua de liberación de la esclavitud de Egipto.

Por todas estas referencias, se ilumina que Cristo es el perfecto y definitivo “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y que de este modo se lleva a cabo en perfección la Pascua de Jesús inmolado, para liberar de los pecados ya no solo al pueblo de Israel, sino a todos los pueblos de la tierra, con la sangre derramada de Jesús en su sacrificio en el ara de la cruz con valor, infinito y universal a favor de todos los pueblos de la tierra y de generación en generación hasta completar el número de los elegidos y así Dios dominara con amor y libertad a los hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación.

 

CRISTO BORRA EL PECADO DEL MUNDO Y ESTA ES LA EXPRESIÓN DE SU AMOR DIVINO Y HUMANO QUE LIBERA AHORA Y PARA SIEMPRE A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.

Nos damos cuenta cada día que, en nuestro mundo y convivencia, tenemos la esperanza de ser liberados con la Pascua de Jesús de todos los pecados de la humanidad. Sin agotar el tema, propongo conclusivamente algunos hechos dolorosos de pecado y muerte que nos acechan en todos los pueblos de estos tiempos que vivimos: basta echar un vistazo alrededor.

En la sociedad nacional e internacional y a través de los poderosos medios de comunicación que poseemos, campea la explotación, la pobreza, el hambre, la incultura, la violencia de crímenes sin cuento y las guerras con sus terribles consecuencias de dolor, destrucción y muerte, el sufrimiento de tantos inocentes, la marginación y el desamparo de los sin voz y sin recursos los más elementales y necesarios para subsistir, en unas pocas palabras: la violación continua de los derechos humanos.

 

Pudiéramos seguir constatando el mundo de pecados, exterminio y muerte en todas sus formas que ahora se nos presentan diariamente. ¿Quién nos liberará de esta situación amarga y dolorosa de pecado, que nos lleva a la muerte personal y comunitaria?  ¿Quién nos reconciliará con Dios, Uno y Trino y con todos los hermanos de este mundo si somos hijos adoptivos del Padre, hermanos de Cristo y morada santa del Espíritu Santo? ¿Cómo podremos luchar con éxito contra el mal y vencerlo dentro de nosotros mismos, dentro de nuestros hogares, en nuestra vida en todas sus dimensiones y en los ambientes que nos circundan? Si somos verdaderamente hombres y mujeres de fe total y comprometida, les propongo como conclusión única y total: hay una esperanza indestructible. ¡Es Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Él es nuestra victoria, nuestra liberación y nuestra paz, ahora y para la eternidad!

 

+  Fernando Mario Chávez Ruvalcaba

Obispo Emérito de Zacatecas

 

 

 

 




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