¿Superstición o precaución?

Hace unos días tuve la oportunidad de convivir en el hotel con un viajero muy peculiar. Venía de Chihuahua, siguiendo una ruta comercial y terminaba su recorrido en el Distrito Federal. Uno de los principales motivos de pernoctar en Fresnillo era visitar al Santo Niño de Atocha porque, aparte de devoto del Chaparrito, como le … Leer más

Hace unos días tuve la oportunidad de convivir en el hotel con un viajero muy peculiar. Venía de Chihuahua, siguiendo una ruta comercial y terminaba su recorrido en el Distrito Federal.

Uno de los principales motivos de pernoctar en Fresnillo era visitar al Santo Niño de Atocha porque, aparte de devoto del Chaparrito, como le decimos con cariño, quería a como diera lugar una estampita del mismo para su auto y su cartera.

Argumentaba nuestro cliente que era lo único que necesitaba para tener protección en las carreteras en su viaje. Si usted es creyente y zacatecano, pensará que este viajero está en lo correcto y qué mejor que encomiende sus acciones diarias al Santo Niño de Plateros.

En la otra mano tenemos a las personas que no creen en la religión y que ven estos detalles como mera superstición. No sé cuál sea su postura, pero si es supersticioso o religioso, no le importará que le comparta los amuletos más usados para la buena suerte entre los viajeros del mundo.

El primer objeto son los peces dorados, que pueden estar en un acuario en su casa, tatuados en su cuerpo o actualmente, con tanta medida ecológica, puede obtener unas figuras cerámicas chinas que deberá poner cerca de la puerta de su casa para asegurarle fertilidad, armonía, suerte y abundancia.

Otra cosa que no puede faltar es la medalla de San Cristóbal. Dicen los que saben que este santo era un gigante que transportaba sobre sus hombros a viajeros que querían cruzar un río muy profundo.

Aunque en la actualidad los aviones, barcos y demás vehículos han evitado el uso de gigantes, nunca está demás portar una medallita como protección a los viajeros. San Cristóbal es el patrono de los marineros, barqueros, conductores de autobús, taxistas, etc.

Otro amuleto de la suerte muy codiciado tiene sus orígenes en Japón y se llama Maneki Neko. Seguro lo ha visto en establecimientos comerciales asiáticos, representado como un gatito moviendo su mano que lo invita a pasar a la tienda o negocio.

Dice la leyenda que este gato llamó a un noble en una tormenta y lo salvó de un rayo, otros dicen que salvó a la dueña de un comercio de una serpiente y los más mundanos aseguran que lo ponían en las puertas de los burdeles para atraer el dinero. Como sea, a la fecha puede ver este gato por todo el mundo.

Otro amuleto muy visto es el escarabajo sagrado, conocido en algunos lugares como escarabajo pelotero. En el antiguo Egipto, este animalito era capaz de crearse a sí mismo. Su particularidad es que defecaba pelotitas adoradas por la gente de aquella época. Hace muchos años a una persona de aquellas latitudes se le ocurrió sacarle partido a esta moda y ahora lo puede encontrar en figuras, adornos, pendientes, etc. ¿Le gusta?

Otro objeto muy famoso como símbolo de la suerte es la herradura de caballo. Si nos vamos a la historia, el siete siempre ha sido un número bendecido. Siete son los clavos que lleva la herradura equina y siempre ha de ser de hierro, metal de la fortaleza y buenaventura. Esta se coloca en la puerta volteando hacia arriba y atraerá protección contra los malos espíritus.

¿Conejo o liebre? Muchas personas asocian un animal con el otro. Para muchas culturas, la liebre es un animal relacionado con lo mágico. En los ritos paganos siempre se les adoraba por partes iguales.

Cuando se prohibió el ejercicio de estas creencias, alguien se sacó de la manga que portar una pata de liebre daría los mismos poderes a la persona que poseía el animal.

Debido a la velocidad de la liebre, las patas de conejo eran más accesibles y se tenían más a la mano. A fin de cuentas, pata de liebre o conejo, actualmente funcionan como amuletos de la suerte para quien los porte.

La figa (mano de azabache negro cerrada con el pulgar saliendo entre el índice y el medio) protege contra el mal de ojo, las envidias y los demonios. Se creó en Galicia este amuleto y sirve de protección a los viajeros que siguen el Camino de Santiago.

El trébol es otro amuleto muy popular, en particular el de tres hojas es el símbolo de Irlanda. Dicen las leyendas que San Patricio no sabía cómo explicarle a los irlandeses el misterio de la santísima trinidad hasta que se topó con un trébol de tres hojas con el que explicaba el misterio de las tres partes unidas al mismo tallo.

Los irlandeses, algo escépticos, después de la explicación, guardaron un trébol de cuatro hojas por si acaso, para protección adicional contra los malos espíritus. De esa historia nace la protección del trébol de cuatro hojas.

También en el repertorio están los atrapasueños, las garras de oso, el martillo de Thor, los elefantes, la mano de Fátima y los ojos azules, entre otros que sirven para lo mismo en todo el mundo. No sé si crea o no en esto, pero si ve por allí alguno de estos artilugios en un viaje, decidirá si lo adquiere como superstición o como simple recuerdo porque son detalles muy bonitos que puede regalar a las personas que deja en casa. Hasta la próxima.

Imagen Zacatecas – Raúl Muñoz del Cojo