Entre autonomías y subordinaciones

La conversión de las Procuradurías en Fiscalías derivadas de las reformas legales que en conjunto conforman el Sistema Nacional Anti corrupción con sus correspondientes versiones referidas a cada entidad federativa tiene como elemento principal la expectativa de autonomía del ministerio público, única instancia facultada para el ejercicio de la acción penal en nuestro orden constitucional, … Leer más

La conversión de las Procuradurías en Fiscalías derivadas de las reformas legales que en conjunto conforman el Sistema Nacional Anti corrupción con sus correspondientes versiones referidas a cada entidad federativa tiene como elemento principal la expectativa de autonomía del ministerio público, única instancia facultada para el ejercicio de la acción penal en nuestro orden constitucional, somos un pueblo lastimado  por la impunidad, la fabricación de culpables y  las distorsiones de un aparato de justicia clasista, racista, corrupto e ineficiente como pocos en el mundo.

La explicación en la que coinciden los doctrinaros del derecho encuentra en la subordinación del ministerio público respecto al ejecutivo, el origen de los vicios crónicos en la persecución del delito, lo que explica la expectación entre incrédula y esperanzada que se genera en torno a esta mutación institucional. Zacatecas recién acaba de dar el paso al aprobar la ley orgánica de la Fiscalía y designar al Licenciado Murillo Ruiseco el primer fiscal habiendo sido el último procurador.

En las últimas tres décadas nuestro país ha visto expandir su burocracia con una serie de órganos formalmente autónomos que operan realmente subordinados como es el caso del INE, cuya subordinación a la voluntad del Ejecutivo Federal se manifiesta en una serie de acciones y omisiones en elecciones en el Estado de México, Coahuila y en la fase previa a las campañas en dónde ahora permite lo que ayer estaba prohibido en aras de favorecer a Meade (el hacer precampaña cuando no hay competidor interno es un ejemplo), tan frustrantes experiencias se dan a contra pelo de etapas de plena autonomía de dichos órganos que parecieran flor de un día, tal es el caso de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en la era de Jorge Carpizo en la del IFE de la época de José Woldenberg ¿dónde reside la clave?  En el andamiaje institucional? ¿En la personalidad del titular del órgano?

El nuevo fiscal la tiene difícil y la tiene fácil, difícil porque la gente duda su autonomía por la pertenencia previa al equipo de Alejandro Tello, fácil porque en los archivos de la ahora fiscalía existen expedientes inculpatorios de políticos que dieron pie a que la Auditoría Superior del Estado los pusiera a disposición, también existen caso no resueltos dónde habiendo delitos que perseguir dejaron en la indefensión a las víctimas, tal es el caso de la brutal agresión a los maestros en la asamblea electiva de la Sección 34 del SNTE ante la mirada complaciente de la fuerza pública, también tiene la oportunidad el fiscal de demostrar que cómo ronca duerme si no se hace que la virgen le habla en el caso de falsificación de actas de cabildo del cual la actual Legislatura le dio vista.

Existe una amenaza a la real autonomía del fiscal: la dependencia financiera del Ejecutivo, el remedio posible es introducir en su marco jurídico un porcentaje del producto interno bruto que le ponga a salvo de presiones sigilosas.

 

La cultura de la subordinación extra-lagal

Un clásico estudio del régimen presidencialista, “El Presidencialismo Mexicano” de Jorge Carpizo enumera exhaustivamente una lista de atribuciones del Presidente de la República sin sustento en la constitución y las leyes a las que denominó “facultades meta- constitucionales del Presidente”  que a la larga consolidaron la cultura de la subordinación extra legal como fórmula de conducta en la vida institucional, cultura que tiene muchas manifestaciones atrofiantes de las instituciones.

No existe fundamento legal para que el presidente de la república nombre a Enrique Ochoa  presidente de los priistas ni Alejandro Tello a Felipe Ramírez, tampoco existe fundamento legal para que la esposa del gobernador ejerza mando en el DIF, quita y ponga colaboradores y que en el extremo de la cultura de la subordinación rinda informe como si fuera  funcionaria pública.

 La cultura de la subordinación extra legal ha convertido a familiares de gobernantes en verdaderos mandones sexenales, abusivos y corruptos, que jamás tendrían éxito si los que cumplen funciones públicas con sustento legal no fueran tan complacientes, en ese tenor es paradigmático Raúl Salinas De Gortari,”Míster diez por ciento”.

Contra “el jefe” no hay fuero

Los diputados forman parte de un Poder autónomo en lo formal pero subordinado en lo real, así mismo los Ministros de la Suprema Corte resuelven a pedido del Presidente cuando la situación “lo amerita”, la cultura institucional mexicana hace normal la subordinación extra legal, he ahí un riesgo que no podemos ignorar y que es palpable en la constelación de órganos falsamente autónomos existentes.

Lo positivo es que el primer fiscal, Murillo Ruiseco debuta vigilado por la ciudadanía cada vez más consciente,  la autonomía o falta de ella se le notará.

Imagen Zacatecas – J. Luis Medina Lizalde




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