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Raspados Don Mónico: una tradición congelada en el corazón de Zacatecas

Raspados Don Mónico: una tradición congelada en el corazón de Zacatecas

Foto: Cortesía.

Desde hace más de un siglo, los raspados Don Mónico han sido sinónimo de sabor, tradición y memoria en la capital zacatecana. Su inconfundible sonido al raspar el hielo, sus jarabes de frutas naturales y el cuidado artesanal con que se elaboran, han convertido a este negocio familiar en un ícono local.

Redacción Zacatecas
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22 de abril 2025

ZACATECAS.– Desde hace más de un siglo, los raspados Don Mónico han sido sinónimo de sabor, tradición y memoria en la capital zacatecana. Su inconfundible sonido al raspar el hielo, sus jarabes de frutas naturales y el cuidado artesanal con que se elaboran, han convertido a este negocio familiar en un ícono local.

Todo comenzó en 1910 con don Melquiades Herrera Alamillo, quien encontró en la elaboración de raspados una alternativa para sostener a su familia. Con el paso del tiempo, perfeccionó una técnica y una receta que hasta hoy se guarda celosamente entre los miembros de la familia Herrera. Cada generación ha aportado algo, pero el corazón de la tradición permanece intacto: frutas frescas, hielo rasurado y un toque de dedicación artesanal.

El negocio se formalizó con la figura de don Mónico Herrera Almaraz, quien junto con sus hermanos impulsó la venta desde un pequeño puesto en la avenida González Ortega, donde aún atienden, sin cambiar jamás la esencia de sus productos. La clientela abarca desde políticos y artistas hasta familias que llevan generaciones consumiendo los mismos sabores.

Los jarabes, preparados con frutas como mango, guayaba, fresa, kiwi y plátano, se cocinan sin conservadores y se embotellan con esmero. Los Herrera siguen preparando sus raspados de forma manual, incluso en pleno siglo XXI, porque como ellos dicen: “la tradición no se cambia”.

Hoy, los raspados Don Mónico no solo refrescan, también evocan historia, identidad y arraigo. Son un ejemplo vivo de cómo una receta familiar puede convertirse en patrimonio cultural de una ciudad. Y mientras siga habiendo calor, ganas de compartir y una rasera sobre el hielo, la tradición continuará viva.

Hoy, los hermanos Herrera continúan ofreciendo este manjar desde su tradicional punto en la avenida González Ortega, donde locales y turistas hacen fila para saborear sus famosos jarabes de mango, guayaba, fresa, kiwi y más.

Cada raspado se prepara al momento, y el secreto del sabor —que solo unos pocos en la familia conocen— está en los jarabes cocinados sin conservadores, con frutas frescas y paciencia. En palabras de don Mónico Herrera Almaraz: “nomás con dos raspadas se calienta la mano”, en alusión al oficio que dominan con maestría.

Los Raspados Don Mónico en Zacatecas no solo son un postre típico; son un símbolo de identidad y cultura. Artistas, políticos y generaciones enteras han crecido con su sabor. Mientras siga el calor zacatecano, la rasera seguirá raspando el hielo y la tradición continuará viva.

 

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