
La comunidad tiene menos de 60 habitantes. | Fotos: Miguel Alvarado.
Habitantes coincidieron que es mejor cuidarse del Covid-19 y de los delincuentes.
MAZAPIL.- Por el aislamiento de trabajadores de una empresa minera a causa del Covid-19, habitantes de comunidades cercanas se quedaron sin dinero para poder subsistir.
Tal es el caso de las mujeres de Palmas Grandes, quienes se dedican a lavar y planchar la ropa de los mineros; además, les rentan cuartos y les preparan los alimentos para generar ingresos.
En la zona hay menos de 60 habitantes y las tiendas de abarrotes son la mejor fuente de alimento, ya que mantienen los productos en refrigeradores y estantes; sin embargo son vendidos o consumidos en pequeñas raciones.
Panchita, propietaria de una tienda dice que el coronavirus no existe, que lo mejor es encomendarse a Dios.
“Yo no creo, yo le tengo mucha fe a mi padre santísimo y a la virgen”, dijo.
A pesar de eso, ella usa cubrebocas, ya que la empresa minera se los regala y les pide que lo porten en todo momento.
Otra de las mujeres que consume en la tienda dijo que su sustento lo obtenía de preparar comida a 14 choferes, pero desde junio ya no han acudido a la comunidad.
“No hay mucha gente y los que vienen de la capital no se quedan… aquí todo está en silencio, parece un ranchito fantasma”, mencionó.
Ambas relataron que quienes acudían rentaban cuartos para dormir y ellas también lavaban la ropa por unos cuantos pesos, lo que calificaron como la buena vida que se terminó por culpa del virus.
“Otra vez volvemos a corretear los pollos, ordeñar las vacas y sacar el maíz”, así describieron su situación.
Panchita consideró que su hambre tiene solución, ya que quienes más sufren son los que habitan en la capital por no tener para comer.
“Vi en la tele que dice que ya hay vacuna, pero que están muy caras, es lo único que aquí sabemos sobre el coronavirus”, dijo.
La inseguridad para ellas también es un secreto a voces, a pesar de que el paso de los soldados por la carretera es constante.
“Nos dicen que están robando camiones cargados de mineral, secuestran a los transportistas o los asaltan… aquí no se meten con uno, porque no tenemos nada”, comentó.
Las dos mujeres coincidieron que es mejor cuidarse del Covid-19 y de los delincuentes, porque no saben cuál de los dos es más peligrosos.