
Considero que toda designación pone en evidencia las intenciones y el ideario de quien gobierna.
Tanto hemos desvirtuado el ejercicio de la política, palabra nacida en la nobleza más antigua, que ahora muchos lamentamos que la designación de rectoras y rectores, directoras y directores de instituciones educativas o algunos otros espacios directivos del ámbito educativo se dé por razones políticas (incluso electoreras) y no estrictamente académicas.
Tanta miseria tenemos en el entorno, que de pronto podemos ver llegar a los máximos puestos directivos en Educación a perdedoras y perdedores de contiendas electorales, a quien el gobernante tenía en “la banca” y/o a quien estaba “congelado”.
Esto puede suceder lo mismo con universidades que con subsistemas educativos, coordinaciones e incluso subsecretarías de Educación.
¿Quiénes deben dirigir estas instituciones? Por supuesto que es deseable un perfil académico. Se agradecería el cumplimiento de esa obligación moral.
Que dirija una escuela de ingenierías una persona egresada de licenciatura en Derecho, que dirija a las bibliotecas públicas una persona que ni siquiera lee, que dirija la educación superior una licenciada en educación preescolar… son absurdos que no deberían ser tolerados.
Que se modifique un lineamiento de instancia educativa para ajustar los requisitos de perfil del jefe a la medida de quien se le antoja al poder… es una falta de respeto a la calidad educativa deseable.
Vamos con un ejemplo: Por supuesto que se entiende que una institución educativa suele tener un subdirector académico y uno administrativo. Cada uno debe estar especializado en su área de responsabilidad. Y en caso de que faltara la cabeza de esa institución, lo deseable es que lo sustituya el académico, no el administrativo.
Reitero: es lo que se desea y lo que se supone.
¿Qué tan grave es que suceda lo contrario… o que se privilegie el pago de favores políticos por encima de las necesidades educativas de la población; por encima del deber de elegir al mejor perfil educativo para dar dirección a la institución determinada?
Considero que toda designación pone en evidencia las intenciones y el ideario de quien gobierna.
Me remito a los discursos de los antiguos educadores que dieron forma al mejor México: José Vasconcelos, Justo Sierra, Gabino Barreda…: Junto con la salud, la educación es lo más sagrado en la administración pública. Precisamente por este carácter sagrado, la Educación no debería “vanalizarse” y ser considerada conjunto de más espacios dentro del reparto del “botín” gubernamental.
Más respeto, por favor, en nombre de nuestras hijas e hijos; en nombre de nuestro futuro.