Las generalizaciones son malas

Durante sus tres campañas presidenciales, en 2006, 2012 y 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que los medios de comunicación eran corruptos y que también lo éramos los periodistas que en ellos escribíamos o comentábamos. Hoy, casi cuatro años después de su triunfo electoral del 1 de julio de 2018, sigue diciendo que … Leer más

Durante sus tres campañas presidenciales, en 2006, 2012 y 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que los medios de comunicación eran corruptos y que también lo éramos los periodistas que en ellos escribíamos o comentábamos.

Hoy, casi cuatro años después de su triunfo electoral del 1 de julio de 2018, sigue diciendo que los periodistas somos corruptos, excepto aquellos que se manifiestan totalmente a su favor o los que en sus conferencias matutinas de prensa le hacen preguntas a modo con el objeto de que él se luzca en sus respuestas o tenga una buena razón para atacar a quienes se oponen a sus políticas y decisiones.

También ha asegurado que hasta que él llegó a la presidencia nadie había cuestionado la relación de los medios de comunicación con el poder.

Y en esto, como en otras cosas, AMLO se equivoca. Un ejemplo: el 7 de julio de 2000 escribí una columna titulada “La Perversa Relación de los Medios de Comunicación con el Poder”.

Por razones de espacio transcribo solo partes de ese texto:

“Durante las semanas finales de las campañas presidenciales constatamos cómo la mayoría de los medios de comunicación electrónicos e impresos se volcaron a favor del candidato priista Francisco Labastida. Escuchamos y vimos a distintos conductores y comentaristas de radio y televisión lanzarse contra Vicente Fox, calificándolo de loco, irresponsable, impreparado y demás cosas que se les ocurrieran. También en los medios impresos pudimos leer cómo se iban en contra del entonces candidato de la Alianza por el Cambio un buen número de columnistas, editorialistas, articulistas, analistas, intelectuales y reporteros.

“Los priistas comandados por Labastida y Emilio Gamboa recurrieron a todo con tal de hacer quedar mal a Fox frente al público”.

Más adelante me referí a lo que ocurrió después del debate que en la tarde del 23 de mayo de ese año sostuvieron los candidatos Fox, Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas:

“Apenas concluyó la reunión de los tres candidatos, empezó la andanada contra Fox, orquestada por el mismo Emilio Gamboa, quien se pegó a los teléfonos para pedirle a sus ‘amigos’ conductores y comentaristas de radio y TV que le pegaran al ‘loco de las botas’. La mayoría de los que fueron contactados por el ex secretario general del Consejo Político Nacional priista acataron sin chistar su solicitud y así comenzaron a criticar al ‘necio e intransigente’ Fox.

“Para quienes desde ese día criticaron la obvia terquedad de Vicente Fox desaparecieron, como por arte de magia, 71 años de autoritarismo, el Fobaproa, los políticos multimillonarios, la corrupción galopante, la inseguridad, la colusión de gobernantes con narcotraficantes, secuestradores, robacoches y toda clase de delincuentes. Todos los abusos de poder y malos manejos cometidos por el PRI y los priistas durante más de siete décadas no eran nada, según ellos, comparados con lo que calificaban como la peligrosa e inestable conducta de [Vicente Fox]”.

Concluí mi columna así:

“Durante mayo y junio quedó nuevamente demostrada la nefasta, sucia y perversa relación que desde siempre ha unido a muchos propietarios de medios de comunicación y periodistas con los dueños del poder político en México.”

Así como esa columna, escribí muchas.

Las generalizaciones son malas.




Más noticias


Contenido Patrocinado