La importancia de la corrección de textos

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

La mayoría de los estudiosos del lenguaje coincide en que la corrección debe ser, por esencia, clara.

La corrección de textos es fundamental para garantizar en otro u otros una cabal comprensión de lo que uno desea comunicar. Y también —aunque no sea su objetivo principal— para mantener una imagen profesional, seria y comprometida.

La mayoría de los estudiosos del lenguaje coincide en que la corrección debe ser, por esencia, clara. También concisa. Debe ser, en suma, una reformulación retroactiva de ese pensamiento que ha ingresado al código de la fijación verbal en el papel o el discurso oral.

Para corregir se considera una normativa. Una que cada cierto tiempo va modificándose, atenta al entorno y sus transformaciones. Por eso no se trata de exponer cómo se debe hablar y escribir “correctamente”, sino “adecuadamente”, de modo eficaz para nuestros propósitos y receptores.

Para corregir, entonces, se considera una uniformidad estilística: la más adecuada con el contexto al que llega el mensaje. Insisto: se considera motivaciones, receptores y efecto esperado.

Ello es lo que nos da la selección específica de los recursos que debemos utilizar: el tipo de vocabulario, el ritmo, la estructura, la necesidad o no de citas, y el número y extensión de párrafos. Además, una triada maravillosa: lo que el texto dirá, lo que insinuará y lo que omitirá.

En una de las introducciones que redactó para su libro de Gramática, Martín Vivaldi asentó: “Todo en la vida es norma. Desde el hombre hasta el mineral, todo lo que existe está sometido a un orden. La anarquía no conduce a nada: esteriliza”.

Por ello, como ciencia, la Gramática permite que lo apolíneo y racional encarnado en la norma común mantenga un control frente al capricho dionisiaco de, consciente o inconscientemente, hacer con las palabras de todos algo heterodoxo; que de tan individuales se vuelvan incomprensibles.

Por ello, la corrección de textos nos cuida y cuida nuestros productos mentales, nuestras redacciones. Ella evita que la anarquía carcoma el legado común que es nuestro lenguaje.

Barthes sostuvo que todas las formas de comunicación son artificiales, pues su funcionamiento se debe a una estructura. Precisamente por esta estructura, cada texto se interpreta y explica. La corrección permanente da el valor agregado a todo lo que escribimos.

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