Superar la tensión y la frustración

Gerardo Luna Tumoine.
Gerardo Luna Tumoine.

En el fondo, todos los seres humanos somos iguales: todos queremos ser felices y nadie quiere sufrir. Por eso cada vez que se me presenta la oportunidad, les quiero compartir todo lo que tenemos en común como miembros de la familia humana, así como la profunda interrelación que hay entre nuestra existencia y nuestro bienestar.

En el fondo, todos los seres humanos somos iguales: todos queremos ser felices y nadie quiere sufrir. Por eso cada vez que se me presenta la oportunidad, les quiero compartir todo lo que tenemos en común como miembros de la familia humana, así como la profunda interrelación que hay entre nuestra existencia y nuestro bienestar.

Hoy en día, gracias a un número creciente de pruebas científicas, se reconoce cada vez más la estrecha relación que existe entre la felicidad y nuestra disposición mental. Muchos de nosotros, que vivimos en sociedades que gozan de un gran desarrollo material, nos damos cuenta que alrededor nuestro hay mucha gente que no nos parece feliz. Debajo del barniz de prosperidad, se divisa un malestar con sentimientos de frustración, conflictos innecesarios, fármaco-dependencia o alcoholismo, y en el peor de los casos, se puede llegar hasta el suicidio. No hay manera de garantizar que el dinero, por si sólo, pueda procurarnos la alegría o la satisfacción que buscamos. Lo mismo pasa con nuestros amigos. Cuando nuestra  mente se encuentra en un estado de furia o de odio intensos, inclusive un amigo íntimo puede parecernos frío, o indiferente, distante o exasperante.

Pero los seres humanos estamos dotados de una inteligencia maravillosa. Además, todos los humanos somos capaces de actuar con determinación y ese fuerte sentido de resolución lo podemos orientar en cualquier dirección. Mientras tengamos presente lo que es el don maravilloso de la inteligencia humana, así como la capacidad de emprender actos positivos con gran resolución, nuestra salud mental básica quedará protegida. El ser conscientes de nuestro extraordinario potencial humano nos confiere una fuerza fundamental. Y esa seguridad nos permite  lidiar con cualquier dificultad, en cualquier situación que se presente, sin perder la esperanza y sin sumirnos en sentimientos de autoestima negativa.

En otras palabras, si la dificultad se puede resolver o existe alguna salida, no  hay que sentirse abrumado por ella. Lo mejor es buscar la solución. Tiene más sentido concentrar la energía en hallar una solución que en preocuparse por el problema. Ahora bien, si no hay remedio, si no existe solución, pues tampoco tiene sentido preocuparse, puesto que no se  puede hacer nada de todos modos. En ese caso, cuanto más pronto reconocemos  la situación, tanto  mejor será para nosotros. Esta fórmula, claro está, implica encarar directamente el problema y adoptar una perspectiva realista. De otro modo, no podremos detectar si el problema tiene o no una solución.

Si adoptamos un enfoque realista y cultivamos una motivación correcta, también podremos protegernos del miedo y la ansiedad. Si generamos una motivación pura y sincera, basada en la bondad, la compasión y el respeto, podremos llevar adelante todas las tareas, en cualquier campo de acción, y con mayor eficacia, menos aprensión o preocupación, sin temor de lo que estén pensando los demás y sin dejar de confiar en que se alcanzará la meta final. Y aunque no se  alcance, podremos sentirnos felices y satisfechos por haber hecho el esfuerzo. Pero si nos anima una motivación maliciosa, aun si los demás nos felicitan o si conseguimos lo deseado, no nos sentiremos  felices. Algunas veces también, podemos sentimos insatisfechos por la vida que llevamos, y estamos a punto de dejarnos aplastar por las dificultades que nos rodean.

Podemos hacer un esfuerzo para recordar lo afortunados que hemos sido, contamos con el amor y afecto de alguien que nos quiere; tenemos algún talento; hemos recibido una buena educación; tenemos asegurada la satisfacción de nuestras  necesidades básicas, a saber, la alimentación, la vestimenta y la vivienda; o tal vez hayamos actuado de manera altruista en el pasado.

 

“SE FELIZ Y EVITA EL SUFRIMIENTO” …

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