¿El Sínodo de las mujeres?
En el informe de síntesis se incluyen pocas reformas significativas, pero sí una reforma integral.
El sábado pasado terminó el Sínodo, donde aprobaron la relación de Síntesis de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos en el Vaticano. Con luz verde casi al diaconado femenino, a reformar la elección de obispos y hacer más accesible la liturgia. El informe de síntesis en el que se incluyen pocas reformas significativas, pero sí una reforma integral que va desde hacer más participativa la elección de los obispos a lograr una liturgia más accesible, pasando por la necesidad de descentralizar la Iglesia.
Sobre el trabajo pastoral y ministerio, determinan que es “urgente garantizar que las mujeres puedan participar en los procesos de toma de decisiones y asumir funciones de responsabilidad en el trabajo pastoral y el ministerio”, exigen desde la Asamblea. No se quedan ahí, porque aterrizan en la necesidad de que haya juezas en los procesos canónicos, formadoras en los seminarios y que acaben los techos de cristal en los estudios teológicos. En esta misma línea, se insta a reactivar “la investigación teológica y pastoral sobre el acceso de las mujeres al diaconado”.
La voz de denuncia de los sinodales se concentra en “los casos de discriminación laboral y de desigualdad de remuneración en el seno de la Iglesia, en particular con respecto a las mujeres consagradas, consideradas con demasiada frecuencia mano de obra barata”. Se sugiere un cambio de lenguaje, “que los textos litúrgicos y los documentos de la Iglesia estén más atentos no sólo al uso de un lenguaje que tenga en cuenta por igual a hombres y mujeres, sino también a la inclusión de una gama de palabras, imágenes e historias que se inspiren con mayor vitalidad en la experiencia de las mujeres”.
Más allá de las cuestiones de mujer, también se pone la mirada en el colectivo episcopal. El texto llama a revisar “los criterios de selección de los candidatos al episcopado, equilibrando” la autoridad del nuncio con la participación de la Conferencia Episcopal y con una “consulta más amplia al Pueblo de Dios”. También se habla de la pertinencia de auditar a los pastores con una “verificación regular” sobre su estilo de su autoridad, la administración financiera de los bienes de la diócesis, el funcionamiento de los órganos de participación y la protección contra cualquier tipo de abuso”. La Iglesia debe escuchar con especial cuidado y sensibilidad las voces de las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, institucionales, de poder y de conciencia por parte de miembros del clero o de personas con nombramientos eclesiales. La escucha auténtica es un elemento fundamental del camino hacia la sanación, el arrepentimiento, la justicia y la reconciliación. Se plantea la necesidad de modificar el lenguaje litúrgico para que sea “más accesible a los fieles” y que las misas tengan “un estilo celebrativo a la altura del don y con auténtica fraternidad” y que se mejore la preparación del sacramento de la confirmación.
Espero que estas reflexiones que se hicieron lleguen maduras y fortalecidas a la segunda fase del Sínodo en octubre del próximo año 2024. Cuando escucho a los científicos y especialistas decir que la naturaleza humana básica es compasiva, siento que es una señal de esperanza. Responder a otros seres con bondad amorosa es la mejor manera de lograr la paz interior. Promover los valores humanos fundamentales como la compasión, basados no en la fe, sino en descubrimientos científicos, reales y objetivos basados en el sentido común, para preservar la salud de la higiene física, podemos proteger nuestro bienestar espiritual abordando así nuestras emociones destructivas y cultivando la paz mental, se llegara a una iglesia que quería Jesús al inicio de su proyecto.