Diversidad religiosa en el ámbito laboral
En México la mayoría de la población tiene una creencia, somos un país diverso y en cuantas más religiones o creencias, es más rico en su cultura e historia.
En la sociedad actual contamos con una pluralidad cultural y religiosa que se traslada al ámbito laboral y educativo. Existe discriminación en los centros laborales, empresas y de estudio por causa de una creencia o pertenecer a un grupo religioso. Toda persona religiosa no es de momentos o de horarios, es decir la religión se vive y se lleva a todos lados, se traslada una visión religiosa en la vida laboral.
En México la mayoría de la población tiene una creencia, somos un país diverso y en cuantas más religiones o creencias, es más rico en su cultura e historia. México es un estado laico, pero en la práctica desarrolla varias creencias, ya que en muchas actividades están condicionadas por los tiempos religiosos, por ejemplo la semana santa, la navidad. En el ultimo censo 2020, según el INEGI los resultados fueron así: 77% católicos, 11% evangélicos, 3% de nuevos grupos y el 8.1% sin religión.
La diversidad religiosa y cultural, requiere de una comprensión y adaptación mutua entre el trabajador/a y el centro de trabajo o educativo, y por ello se ha de establecer un diálogo con todas las personas que lo requieran, comunicando los requisitos del puesto del trabajo y las prescripciones religiosas que pudiesen entrar en colisión, los mismo en los centros de formación educativa, y de esta manera se pueden realizar adaptaciones razonables que ajusten a las convicciones de la persona, sin perjudicar la organización productiva ponderando los bienes jurídicos en juego.
Valorando los aspectos a tener en cuenta, se destaca los calendarios laborales y los días de descanso, reconociendo la importancia de regular los descansos semanales, las fiestas y permisos que influyen o pueden impactar en las creencias religiosas de los emplead@s y estudiant@s.
Recomiendo alcanzar un justo equilibrio para respetar la pertenencia a una religión sin que suponga una carga desproporcionada para el centro laboral o educativo. También, al gestionar la diversidad religiosa se ha de valorar los códigos de conducta y reglas de vestimenta que se establecen. Los centros de educación y de trabajo están legitimados para imponer determinados códigos de conducta y reglas de vestimenta, pero no pueden ser un factor discriminatorio o que limite la libertad religiosa de las personas y su derecho a la imagen propia.
Ante los aspectos mencionados anteriormente, es necesario seguir caminando para favorecer el respeto y potenciar el valor que ofrece la diversidad religiosa y cultural en todos los entornos. Para ello, es importante crear una política de diversidad que recoja los aspectos influyentes en la inclusión de cualquier variable de diversidad (incluyendo la religión), estableciendo criterios para abordar diferentes situaciones y sobre todo compartirla con toda la plantilla generando así una base a tener en cuenta en el área educativa o laboral. Además, sugiero ofrecer formación en diversidad y no discriminación para los trabajadores y estudiantes, asegurando incluir la religión como un tema a tratar facilitando herramientas para poder generar un entorno laboral más inclusivo.