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Opinión

Gaza. Geopolítica de la barbarie, de Alfredo Jalife

Gaza. Geopolítica de la barbarie, de Alfredo Jalife

Opinión José Antonio Rincón

Lo que está ocurriendo en Gaza, Palestina, hoy mismo ante nuestros propios ojos, es no sólo un genocidio, sino un holocausto peor que el que cometió Hitler contra los judíos.

José Antonio Rincón
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5 de febrero 2025

Los orígenes contemporáneos de la raíz del conflicto palestino-israelí, nos llevan al año de 1917, cuando el canciller británico Balfour anunció el apoyo para la creación de un nuevo estado de Israel con fines expansionistas. Entonces el 90% de las tierras era ocupada por el pueblo palestino, (los filisteos de la biblia, que aportaron a la cultura popular al gigante Goliat, primos de los judíos y en eterno conflicto), para luego facilitar la inmigración masiva y confiscación de tierras para entregarlas a los judíos, que ya con ocupaciones y desplazamientos para 1949 tiene el 78 por ciento del territorio y sólo el 22% los palestinos.

Lo que está ocurriendo en Gaza, Palestina, hoy mismo ante nuestros propios ojos, es no sólo un genocidio, sino un holocausto peor que el que cometió Hitler contra los judíos durante la segunda guerra mundial. Esto lo dijo y lo dijo bien, el papa y se le echaron encima, aunque los hechos demuestran la razón que al sumo pontífice asiste.

Gaza, geopolítica de la barbarie de Israel, el libro de Jalife, presentado a finales del del año pasado en la FIL de Guadalajara expone que esa guerra es parte de la geopolítica donde juega a ganar Estados Unidos, pues Israel no es más que su ariete. Toda proporción guardada, los hechos se asemejan con la política imperialista agresiva y de garrote que ahora mismo lleva a cabo el presidente Trump contra nosotros y otra parte del mundo.

Desde hace muchos años me llamaba la atención que muchas personas que leemos en sus biografías como descendientes de judíos y que incluso sus ancestros sufrieron la ignominia hitleriana, son de piel blanca y rubios, cuando uno sabe que los judíos de raza más bien tienen el color moreno como sus primos los palestinos y árabes.

La cuestión me lo vino aclarando el estupendo libro de Alfredo Jalife. El autor y gran mexicano de origen libanés, médico psiquiatra con especialidad en endocrinología y experto en geopolítica, académico de la UNAM y conferencista en el país y en el extranjero que se sabe al derecho y al revés la historia del medio oriente.

Él dice que la mayoría de los judíos güeros o rubios que hay en el mundo, no lo son de raza, sino jazaros que hace siglos adoptaron la religión judía y buena parte de los transmigrados que desde antes de la creación del estado de Israel en 1948 empezaron a llegar por decisiones políticas.

La cuestión se remonta a finales de la primera guerra mundial cuando se auspició el retorno de los judíos a palestina, cuyo número en algunos puntos rebasó a los palestinos que nunca se fueron de sus tierras por milenios.

Los transmigrados, apoyados por entes políticos colonialistas y potentados, comenzaron la dominación con ocupaciones y guerras en las alturas del Golán, Cisjordania y Gaza.

No valen resoluciones de la ONU y otros organismos internacionales a favor de los palestinos, el estado judío auspicia no sólo la inmigración, sino un modo terrible de conquista: asentamientos humanos en territorio palestino y con ello su desplazamiento.

Ya se comió gran parte del territorio palestino y declaró a Jerusalén, como su capital, esa ciudad legendaria, tres veces santa y que por cierto no fue fundada por los judíos cuando la resolución de la ONU dice que una parte es para ellos y la otra para los palestinos.

La ocupación ignominiosa es hasta descarada y escandalosa, porque el estado de Israel proporciona agua y electricidad a Gaza y da empleo a casi la mitad de sus habitantes, sin tener en cuenta la ocupación por asentamientos judíos, sus francotiradores y el control de la producción y movimiento de personas. No se diga su poderío militar, que abarca hasta un arsenal de bombas.

Pero Israel no es más que un ariete, sobre todo de los Estados Unidos, que es el que realmente está allí con todo su poder, porque la estrategia es el dominio de esa región y su principal objetivo es Irán, enemistado con algunos poderosos países árabes, aliados de su enemigo.

Sin desconocer las atrocidades de los grupos palestinos que luchan por su pueblo, como Hamas, no puede compararse con lo que ha hecho y sigue haciendo Israel, como lo desnudan las escenas terribles desplazando a fuego y sangre a gente pobre e indefensa.

El pueblo judío ha sufrido desde la antigüedad expulsiones de su tierra que lo han obligado a dispersarse por el mundo, entre las más conocidas, lo que llaman el exilio o cautividad babilónica y la destrucción de Jerusalén y su templo en el al año 70 de nuestra era por las tropas de Tito, luego emperador de Roma. Y no obstante esos éxodos obligados, el anhelo del retorno los hace vivir con esa esperanza y triunfar en el mundo en todas las ramas. Un resto volverá, su slogan de hace milenios.

Da tristeza que los medios occidentales, muchos de ellos que se alzan como paladines de los derechos humanos, no pongan en el centro de la información lo que verdaderamente pasa en el medio oriente.

Lo que comento parece una pesadilla, pero es la pura y puritita verdad y quien viene a demostrarlo con el mayor descaro y falta de humanidad es el presidente Trump, que exige “limpieza” de la zona y que los palestinos se vayan a Egipto y Jordania en un número mayor a un millón de personas. En declaraciones del mes pasado ya siendo presidente, Trump, esencialmente dijo: “…simplemente limpiamos todo y decimos: ya saben, se acabó.”

La ignominia contra el pueblo palestino no tiene parangón, “limpiar”, ¿equivale a limpieza étnica? Y corre a los palestinos de sus tierras para dejar el campo libre a los judíos.

Y el mundo que ve todo eso, nada hace ni hacemos.

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