El Venadito y Punto Final

Pablo Torres Corpus.
Pablo Torres Corpus.

El Venadito es una cantina típica del pueblo, de esas que han sobrevivido al paso de los años por la fidelidad de sus clientes, por la nostalgia, su esencia, imagen, servicio y por qué no decirlo, por sus precios accesibles.

Los que queremos a Jerez y todos aquellos con algo de empatía seguimos consternados por la tragedia ocurrida el pasado viernes en la cantina, “El Venadito”, un hecho inédito desde la revolución mexicana.
Todos los decesos son lamentables, pero algunos por las circunstancias, antecedentes y cercanía generan más dolor, así ocurrió en Jerez y lo seguimos lamentando.

El Venadito es una cantina típica del pueblo, de esas que han sobrevivido al paso de los años por la fidelidad de sus clientes, por la nostalgia, su esencia, imagen, servicio y por qué no decirlo, por sus precios accesibles.

Este lugar es una de esas cantinas modestas, con barra y pisos brillantes por el paso del tiempo y desgaste de las limpiadas. Bajo la barra estaban los refrigeradores para cervezas y hielos. La decoración serían dos o tres rústicas imágenes de gallos o caballos, lo que más destacaba era la “cantina”: entrepaños de madera con varias decenas de destilados, mayoritariamente populares y accesibles, un espejo reluciente que magnificaba el tamaño del lugar y el exhibidor de las bebidas; obviamente con el clásico letrero “POR FAVOR PAGUE AL SERVIR”.

En El Venadito no había carta se vendía lo que se exhibía, para bebidas preparadas habría que consultarla con quién se encargaba de la barra. El mobiliario era como de película sesentera, bancos tipo periquera forrados en vinil con evidencias de su longevidad y curtimiento, al opuesto a la barra existían algunos muebles modulares de esos tipo cafetería, con mesas de formáica, también lustrosas al fondo un pequeño baño y pilas de cajas de cerveza.

En esta cantina había todo tipo de clientela, pero predominaban los hombres de campo mayores, de las comunidades aledañas eran clientes asiduos y conocidos.

El flujo de clientes era modesto aunque tenía puntos altos los sábados después de pagarse la raya, los domingos mientras las señoras “hacían” el mandado y cuando se entregaban apoyos sociales, entonces se llenaba, la música abundaba, la barra era insuficiente.

De estos recuerdos y anécdotas sólo quedan veladoras y una bici esperando a su dueño.

Punto Final

Mi respeto y solidaridad a los familiares de: Manuela Colón Contreras, Jorge Luis de la Torre Escobedo, Eduardo Antonio Soriano de la Torre, Orlando Salcedo Ibarra, Martín Espinoza Acevedo, Raudel Cabral Berumen. Que en paz descansen.

@torrescorpus




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