El fin del Sistema Nacional de Transparencia

Este 20 de marzo marca un antes y un después en la historia de la transparencia en México: con la extinción del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), también llega a su fin el Consejo Nacional del Sistema Nacional de Transparencia (SNT), un organismo que durante años articuló los esfuerzos de los garantes en el país.

El SNT tuvo su origen en la Conferencia Mexicana para el Acceso a la Información Pública (COMAIP), el primer espacio de coordinación entre los organismos estatales de transparencia. Con la reforma constitucional del 2014, que otorgó autonomía constitucional al INAI, la COMAIP evolucionó y se transformó en el sistema nacional, consolidándose como un mecanismo de cooperación entre los organismos garantes de las entidades federativas e incorporando al INAI, la Auditoría Superior de la Federación, el Archivo General de la Nación y el INEGI.

Este sistema se conformó por 11 comisiones temáticas o ejes rectores, encargados de impulsar políticas públicas en materia de acceso a la información, protección de datos personales, archivos, gobierno abierto, transparencia proactiva, entre otros. Su estructura permitió establecer estándares, generar conocimiento y compartir experiencias que fortalecieron la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas en México.

A lo largo de su existencia, el SNT fue fundamental para la implementación efectiva del derecho de acceso a la información en el país. Bajo su cobijo, se desarrollaron estrategias para la armonización legislativa, la capacitación de servidores públicos y la generación de criterios homogéneos para la garantía de estos derechos. Además, su labor se enfocó en fortalecer la defensa de la privacidad ante los exponenciales avances tecnológicos, y en la promoción de una administración pública más abierta y accesible.

Hasta hoy, con la reforma que disuelve al INAI y elimina el actual modelo de organismos garantes, el SNT también se desintegra. Su desaparición deja un vacío institucional que, de acuerdo con las nuevas disposiciones, será ocupado por instancias gubernamentales encargadas de la transparencia. Aún es incierto cuáles serán los mecanismos que se implementarán para continuar garantizando estos derechos, pero lo que es innegable es que México deja atrás una estructura que, aún con sus aciertos y retos, contribuyó de manera sustancial a la vida democrática del país.

Este, es tan sólo uno de los grandes cambios que nos obligan a reflexionar sobre el futuro de la transparencia en México. La existencia de organismos independientes y especializados garantizaba que los ciudadanos tuvieran herramientas para exigir cuentas y conocer la información de interés público.

Con la reforma en marcha, será ahora la sociedad civil, la academia y los medios de comunicación quienes permanezcan atentos para evitar retrocesos y exigir que el derecho a saber siga siendo garantizado.

El Sistema Nacional de Transparencia concluye su ciclo, pero la lucha por el acceso a la información y la protección de datos personales debe continuar. Es un compromiso que trasciende estructuras y administraciones.

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