Debanhi

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

La madrugada del 8 al 9 de abril pasados, una joven llamada Debanhi Escobar, de 18 años dejó de tener contacto con sus seres queridos para ser encontrada muerta en una cisterna vacía apenas este jueves 21 por la noche. Todavía el domingo 10 de abril su padre, el señor Mario Escobar, confesó a los … Leer más

La madrugada del 8 al 9 de abril pasados, una joven llamada Debanhi Escobar, de 18 años dejó de tener contacto con sus seres queridos para ser encontrada muerta en una cisterna vacía apenas este jueves 21 por la noche. Todavía el domingo 10 de abril su padre, el señor Mario Escobar, confesó a los medios tener “mucha confianza en Dios y en las autoridades” con respecto a su esperanza de encontrarla pronto sana y salva.

 

Esa declaración la hizo el señor Escobar en pleno domingo de ramos, inicio de la semana santa, sin saber entonces que su calvario apenas iniciaba. La semana santa ya terminó y el calvario del señor Escobar lamentablemente no, y quién sabe si vaya a terminar pronto. Yo creo que el dolor al que se enfrenta en estos momentos lo acompañará a lo largo de toda su vida, aunque, por supuesto, deseo lo contrario y que sus heridas cierren pronto, al igual que las de su esposa, la señora Dolores Bazaldúa.

 

Tres incógnitas lacerarán especialmente las almas de los señores Escobar Bazaldúa: Una, por qué fue separada de las amigas con las que supuestamente asistió a una fiesta; dos, por qué fue abandonada en plena madrugada en una zona conocida por su alto nivel de peligrosidad y, tres, por qué su cuerpo fue localizado hasta casi trece días después de que fue reportada su desaparición, precisamente a unos cuantos metros de donde fue vista por última vez, siendo que fue ahí precisamente en donde comenzó su búsqueda. Pero el flagelo que herirá sus espaldas todos los días y en cada momento será el preguntarse ¿por qué? Por qué ella, por qué así, por qué ese día, por qué nadie, absolutamente nadie, ni siquiera Dios les contesta POR QUÉ.

 

Y yo lamento que esa fe en Dios del señor Escobar esté a punto de quebrarse si no es que ya lo hizo. Y cuando se experimenta ese vacío es imposible encontrar consuelo en algo; es en donde comienzan a abrirse de par en par las puertas a la rabia, al deseo de venganza, a la desesperación, y en donde se ingresa a una espiral de tristeza y desaliento de la que pocas veces es fácil librarse.

 

Ojalá que la familia que hoy la llora pronto se rencuentre con el Dios que llora con ellos por la maldad humana de la que fue víctima y que si a nosotros nos hiere a Él lo vuelve a crucificar porque siendo todopoderoso Él mismo se prohibió violentar la libertad humana que es capaz de ésta y otras peores atrocidades. Ojalá que ella ya descanse en paz y que sus papás, en cuyo lugar me es muy difícil colocarme, superen pronto este infierno que el mismo demonio les está haciendo vivir. Y que a nosotros, como dijo un famoso político, nos ayude Dios porque se ve que la autoridad no tiene para cuando.

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