Con . . . Ciencia 10 atrocidades (III)

La presencia de los seres humanos en el planeta siempre ha estado acompañada por su egoísta naturaleza de ambición, poder y dominación; algunos cuántos lo han logrado mediante la acumulación de bienes, territorios y la propiedad de recursos indispensables para la sobrevivencia. Todo a costa del sacrificio de millones de personas, unos pocos han logrado … Leer más

La presencia de los seres humanos en el planeta siempre ha estado acompañada por su egoísta naturaleza de ambición, poder y dominación; algunos cuántos lo han logrado mediante la acumulación de bienes, territorios y la propiedad de recursos indispensables para la sobrevivencia. Todo a costa del sacrificio de millones de personas, unos pocos han logrado enriquecimiento.

  1. Comercio de esclavos por el Atlántico. La necesidad de mano de obra en territorio de Estado Unidos trajo como consecuencia el tráfico de seres humanos provenientes de África y trasladados por travesías en el océano Atlántico. No pocos se suicidaban, durante un viaje transoceánico que podía durar dos o tres meses; con complicados apiñamientos, hambrunas, enfermedades y grandes dosis de violencia y agresiones para el sometimiento. Una vez en territorio estadounidense, vendían a los esclavos en paquete al mejor postor y lo más común era que los remitieran a trabajar en la recolección de cosecha en grandes plantaciones; lo que significaba una sentencia de muerte debido al agotador trabajo y los brutales castigos. A lo largo de cuatro siglos de esta terrible práctica fallecieron 83 millones de personas.
  2. Segunda Guerra Mundial. En septiembre de 1939 las tropas nazis invadieron Polonia, iniciando de esa manera un conflicto que sacudiría al planeta entero y que duraría 6 años. Una vez derrotada Alemania fue necesario provocar la explosión de dos bombas atómicas en territorio japonés poniendo fin de esta manera a una guerra que ocasionó la muerte de 55 millones de personas.
  3. Rebelión Taiping. Nuevamente en China un episodio muy poco conocido. En 1644 un líder de nombre Hong Xiuquan, se autoproclamó hijo de Dios y hermano menor de Jesucristo; se convirtió en un iluminado radical practicando cultos demoniacos según su delirio. Lo que comenzó con el fanatismo de una secta se convirtió en un gran ejército que logró enfrentar a las fuerzas del imperio chino. Fue necesaria la intervención de ejércitos de otras naciones que lograron contener un levantamiento que dejó 40 millones de personas fallecidas.

Los acontecimientos y números aquí descritos en las tres últimas columnas de ConCiencia están basados en las investigaciones del historiador Matthew White. Resulta terrible reconocer que millones de personas en la historia de la humanidad han fallecido como consecuencia de excesos en el fanatismo, ambiciones de poder, rebeliones en contra de la injusticia, enriquecimiento de unos pocos, sometimientos y conquistas para el establecimiento de grandes imperios, el devenir sigue su cauce y la historia continúa.




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