Candidatas, candidatos: llega su hora

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

Las necesidades de las familias continúan siendo pendientes. Los justificantes son expuestos como en apertura de abanico.

Aunque se supone que es para escuchar a la gente (uno qué más quisiera), llegan estas campañas electorales para que candidatas y candidatos vuelvan a tomar la palabra.

Es dinámica recurrente, y aun así no parece haber un esfuerzo significativo por mejorar la calidad de su comunicación. Ni en los mítines donde campean sólo sus monólogos… ni en los mentados debates donde no se debate, sino sólo exponen idearios paralelos, no interactuantes.

Las necesidades de las familias continúan siendo pendientes. Los justificantes son expuestos como en apertura de abanico. Las candidatas y los candidatos suelen solazarse en el tornasol de sus propuestas vagas, más simbólicas que ejecutables.

Llega la hora del brazo derecho, que coloca las propuestas para una mejor vida de la población, y el izquierdo, que crea plataformas anónimas para lanzar ataques a los oponentes.

Llega la hora de probar la efectividad del mecanismo de reelección. La apuesta es selectiva: me enfoco en lo que sí me funcionó bien, me olvido de los errores que tuve en mi período inmediato anterior.

Detrás del hueso, todos son en realidad devoradores de hueso. Juan Pueblo continúa agazapado, respondiendo a la mano extendida del candidato que se quiere tomar la foto con él. “El aspirante y la gente, el aspirante y el pobre, el aspirante y la anciana, el aspirante y el niño”.

Todo lo demás es lengua… mal practicada, por cierto.

Candidatas, candidatos: llega su hora.

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