Buenos vecinos

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Alguna vez, durante la inauguración de un comercio, escuché que el padre de quien inauguraba aquel establecimiento le sugirió a su hijo: “oye, llévales un par de bocadillos de estos que diste a tus invitados a los vecinos, siempre hay que estar bien con ellos”. La recomendación se me quedó muy grabada porque me puso … Leer más

Alguna vez, durante la inauguración de un comercio, escuché que el padre de quien inauguraba aquel establecimiento le sugirió a su hijo: “oye, llévales un par de bocadillos de estos que diste a tus invitados a los vecinos, siempre hay que estar bien con ellos”. La recomendación se me quedó muy grabada porque me puso a reflexionar en estoy que hoy le comparto.

 

En efecto, siempre hay que estar bien con los vecinos. ¡Son quienes se encuentran en la proximidad de donde existen cosas muy valiosas para nosotros como nuestro hogar o negocio! Muchas veces de ellos nos separa sólo un muro, o nuestro techo es su piso y viceversa. Y es lógico pensar que, en caso de una emergencia, serían los primeros a quienes acudiríamos.

 

Hay buenos y malos vecinos, ciertamente, y de uno no depende escogerlos. Llegas y ahí están ya o ellos llegan cuando tú llevas cierto tiempo en determinado lugar. Lo que sí puede elegirse es ser uno un buen vecino. Ser quien dé el primer paso hacia la buena vecindad, esto es, presentarse con los vecinos al llegar, quizás llevándoles algún obsequio, ofreciéndoles estar ahí para apoyarles en caso de ser necesario, etc. Proponer la realización periódica de reuniones en las que se traten temas del interés común y procurar aclarar cualquier malentendido con ellos antes de que éste se convierta en una añeja rencilla. Y es que hay relaciones entre vecinos tan tóxicas que pasan más allá de desearse la muerte a pretender ser ellos mismos quienes se la causen. Más o menos así como comienzan las guerras.

 

En contraste, existen vecindades que llegan a parecerse a auténticas familias. Realizan posadas juntos y hasta celebran el festejo del cumpleaños de algún vecino juntos. Ciertamente esta es una condición ideal, aunque todos sabemos que es muy difícil que se dé. Pero basta con que predominen el respeto, la empatía y que los canales de comunicación siempre se encuentren abiertos para que las cosas en la vecindad marchen bien.

 

Hay problemáticas como deficiencias en los sistemas de agua, drenaje y energía eléctrica a los que puede hacerse frente común para resolver. Inclusive ante temas de seguridad -los programas de “vecino vigilante” son un ejemplo de ello-. Y es que si usted se da cuenta no es que, al hacer algo bueno por sus vecinos, esté realizando un acto de caridad o de altruismo. Hay que caer en la cuenta de que ¡lo está haciendo en su propio beneficio! Así es, está usted preparando el terreno para que siempre en su camino al salir de casa o llegar a ella haya alguien que le salude y le dé los buenos días y que sepa que, al tener una necesidad urgente, haya en la puerta de al lado alguien siempre dispuesto a ayudarle.

 

¡Sea un buen vecino!




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