Un golpe de suerte trajo el sazón de doña
Doña Adela vende lonches para todo tipo de personas.
JALPA. – En la vida las personas damos muchos pasos, esperando que uno de ellos sea un golpe de suerte para el porvenir, así inició la historia de Doña Adela, quien probó vender alimentos y ahora sus clientes lo agradecen.
Doña Adela vende lonches en el Barrio de San Antonio, muy cerca de la “Central de los Amarillos” y fue justo eso lo que la impulsó a probar suerte para darle de comer al hambriento que anda de viaje o a las carreras.
Hace 3 años, la central de los camiones estaba en el Mercado Norte; sin embargo, la cambiaron a una zona más céntrica, muy cerca de la calle 5 de mayo, lo que pensó la jalpense que le beneficiaría.
Lo anterior, porque doña Adela pensó que podría irle bien, pensando que sus principales clientes fueran los viajeros que llegaban a la Central Camionera, quienes cargan el hambre.
Fue así que doña Adela pensó bien su menú, tanto que así que desde el primer día hasta hoy es el mismo y va desde gorditas rellenas y picadas, tacos de bistec y de cabeza, tortas, burritos y hamburguesas.
Además, los platillos que ofrece doña Adela son los típicos de Jalpa, como lo es el chicharrón de puerco en chile, la carne molida en salsa roja, los frijoles fritos, los chilaquiles, las papas, entre otras delicias.
Aunque algo fue lo que le falló a la doña, pues sus clientes no fueron los viajeros o los camioneros de la central, sino los vecinos del lugar como los comerciantes y hasta los estudiantes de la zona.
Las diosidencias de la vida
Doña Adela platicó que su lonchería se llama La Guadalupana, porque cuando empezó su local estaba pintado de verde, tenía un toldo rojo y por una diosidencia, un vendedor de imágenes de Oaxaca le vendió una Virgen de Guadalupe.
Por lo anterior, la jalpense le puso La Guadalupana a su negocio en honor a la Virgen Morena.
Un don que todos agradecen
Doña Adela tiene ese don de gente que hace que los clientes se sientan cómodos al llegar a su lonchería, pues de entrada te recibe con una gran sonrisa y no falta el saludo, según la hora del día.
La comerciante comenta que, aunque todo se vende, las gorditas picadas son de lo más pedido por los clientes, especialmente los estudiantes, pues con una picadita se come y se come muy bien.
Lo anterior, porque no hay necesidad ni de comer más, ni de gastar más.
Doña Adela confesó que la pandemia por el Covid-19, sí le afectó porque muchos de sus clientes eran los estudiantes de la prepa, que está muy cerca de su negocio.
A pesar de lo anterior, algunos le llaman a doña Adela y le piden el lonche para comer en su casa, ya que con las nuevas disposiciones por el Covid se hizo de su servicio a domicilio; aunque, no es la misma venta.
Doña Adela se siente agradecida con todas las personas que la favorecen con su preferencia, pues dice es satisfactorio ver que a la gente le gusta lo que cocina y que se le note con solo una mordida en una gordita.
Esta jalpense es además una mujer muy trabajadora, pues diario prepara una gran cantidad de guisos para la venta del día a día y aunque descansa los sábados, es un día a medias.
Lo anterior, porque doña Adela ofrece los domingos un delicioso menudo. Por ello, el sábado se pone a limpiar la pancita y todo lo necesario para que esté listo para los crudos del siguiente día.
Su trabajo es la gloria para doña Adela, pues señala que gracias a él sale adelante, es su propia jefa y conoce personas que le dejan una sonrisa y al mismo tiempo, ellos se llevan una.