La Historia Oculta de las Tortas de Tepetongo: Un Legado Familiar de Sabor y Tradición

TEPETONGO.- Las famosas tortas de Tepetongo, que combinan suculentos chorizos con un pan fresco y crujiente, no solo son un platillo emblemático de la región, sino que también encierran una rica historia de tradición y secretos familiares que pocos conocen.

Este relato es custodiado celosamente por la familia González, propietarios de la Lonchería La Guadalupana, quienes han mantenido viva esta herencia gastronómica a través de los años.

Un Regalo que Cambió el Rumbo Familiar

La historia comienza en el siglo pasado con Sebastián González Félix, un ganadero y apasionado de la charrería que recibió un cerdo como regalo. Este simple gesto lo llevó a crear un chorizo que pronto se convirtió en un éxito.

A partir de ahí, la familia comenzó a vender este producto, y la tradición estaba en marcha. Sebastián, quien se casó con Josefa de la Torre, tuvo siete hijos: cuatro varones y tres mujeres, quienes continuarían con este legado.

El biznieto de Sebastián, Eliseo Mireles González, comparte que el origen de la receta del chorizo es un misterio, un secreto que el patriarca nunca reveló. Aunque era un hombre amable y generoso, sus recetas eran sagradas.

A sus hijos varones les hizo prometer que nunca las compartirían, mientras que las mujeres de la familia se encargaban de la elaboración de las tortas, pero desconocen la receta a ellas no les permitieron tenerla.

La Doble Labor: Chorizo y Tortas

La familia González ha logrado mantener una división de labores en la que hombres y mujeres desempeñan roles diferentes pero complementarios.

Los hombres eran  los encargados de sacrificar los cerdos y preparar el chorizo, utilizando una receta que ha sido transmitida a lo largo de las generaciones. Por su parte, las mujeres,  como ocurre en la actualidad con María del Carmen, se dedican a la elaboración de las tortas que han hecho famosa a la Lonchería La Guadalupana.

Mariano y Juan Bosco, descendientes de Lucio y Francisca, son quienes continúan con esta tradición en Tepetongo. A pesar de que el secreto del chorizo se ha mantenido en la familia, la habilidad para hacer las tortas ha sido igualmente valorada y reconocida en toda la región.

Un Éxito que Trasciende Fronteras

La fama de las tortas de Tepetongo ha cruzado fronteras. Víctor y María Guadalupe, descendientes de Sebastián, emigraron a Estados Unidos, llevando consigo los sabores de su tierra.

Víctor, establecido en Covina, California, comenzó a trabajar en diferentes empleos, pero la demanda por su chorizo fue tan alta que decidió dedicarse por completo a su producción. Hoy en día, su chorizo se distribuye en distintos puntos de Estados Unidos, consolidándose como un producto de gran éxito.

Un Último Deseo: La Exhumación de Sebastián

La historia de la familia González no solo está marcada por el chorizo y las tortas, sino también por un episodio conmovedor en la vida de Sebastián.

Originario de la Estancia de los Berúmen, siempre pidió ser sepultado en su tierra natal. Tras su fallecimiento, se realizaron los trámites necesarios para cumplir su último deseo, lo que llevó a una exhumación que sorprendió a todos.

Al abrir su tumba, el cuerpo de Sebastián parecía intacto, como si simplemente estuviera dormido, lo que dejó a los asistentes asombrados.

La Lonchería La Guadalupana: Un Punto de Encuentro

La Lonchería La Guadalupana, ubicada en la antigua casona donde nacieron los hijos de Lucio, se ha convertido en un punto de encuentro no solo para los habitantes de Tepetongo, sino también para personajes de la vida pública, como el comediante Teo González y el músico Ramón Ayala, políticos como el ex gobernador  Genaro Borrego y muchos más.

Este lugar es un símbolo de la herencia gastronómica de la familia, donde las tortas se sirven con orgullo y cariño.

Más que Comida: Una Pasión Compartida

El legado de la familia González no se limita a la gastronomía. La charrería, una pasión heredada de Sebastián, también ha sido parte de su historia. Lucio, además de mantener el negocio familiar, formó un equipo charro llamado Los Alazanes de Tepetongo, transmitiendo así su amor por la tradición a sus hijos y nietos.

En palabras de Eliseo Mireles González, “la historia no es solo de chorizo ni de tortas, es un legado de amor, trabajo y dedicación que ha perdurado en nuestra familia”.

La historia de las tortas de Tepetongo es un ejemplo de cómo la pasión y la tradición pueden entrelazarse, creando un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio, uniendo generaciones en un delicioso abrazo familiar.