Está en la Web

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

En la actualidad todos somos investigadores calificados: Todo está en la web. Hasta nos hemos inventado el término “googlear” haciendo referencia al sitio de búsquedas más potente y usado por todos los cibernautas. La mayor parte de la información que se encuentra en la web es gratuita y de muy fácil acceso. Por eso resulta … Leer más

En la actualidad todos somos investigadores calificados: Todo está en la web. Hasta nos hemos inventado el término “googlear” haciendo referencia al sitio de búsquedas más potente y usado por todos los cibernautas.

La mayor parte de la información que se encuentra en la web es gratuita y de muy fácil acceso. Por eso resulta siempre conveniente poner en duda su veracidad y autenticidad.

Ahora que una cosa es lo que tomamos de la Web y otra la que le damos. Todos esos contenidos no están ahí por generación espontánea. Muchos han sido “subidos” por instituciones con fines legítimos de aportar algo útil a la humanidad, otros obedecen a intereses lucrativos -también legítimos- de ofrecer algún producto o proporcionar algún servicio a cambio de dinero.

Y aquí hay algo en lo que pienso que es importante detenernos a reflexionar: lo que subimos a la Web pasa a ser del dominio público. Se ha acrecentado a través de las redes sociales, especialmente de plataformas como Tik Tok, el compartimiento de conductas y “talentos” que forman parte más bien de la propia intimidad. Son, especialmente, los jóvenes y adolescentes los que están haciendo uso indiscriminado y de dicha herramienta para conseguir “likes” y allegarse de seguidores y, en la mayoría de los casos, desconocen el alcance de muchas de las acciones que, con el fin de lograrlo, realizan.

No pretendo ser alarmista ni pasarme de conservador tampoco pero es un hecho que la falta de preparación, inocencia e ingenuidad de niños y adolescentes -no sólo de edad porque hay adultos que muchas veces actúan con la inocencia propia de los niños- les lleva a volver públicas muchas cosas que pertenecen solamente a su propia intimidad.

No todo el que usa la Web lo hace con buenas intenciones. De esos hay que protegerse, y proteger a los que todavía no dimensionan los alcances de una mala decisión tomada. Se trata sencillamente de sensibilizarlos al respecto. No puede haber nada más sorprendente para quien cree que lo suyo es todavía un secreto o un detalle íntimo y que otro llegue y le diga “Está en la Web”.




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