De lo absurdo a lo mañoso

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

Alguna vez leí por ahí un par de anécdotas. En la primera de ellas una señora fue derribada accidentalmente por un niño, mientras realizaba sus compras en un supermercado. Al caer se rompió los dientes y demandó a la cadena por varios miles de dólares. Resulta que el niño que la derribó era su propio … Leer más

Alguna vez leí por ahí un par de anécdotas.

En la primera de ellas una señora fue derribada accidentalmente por un niño, mientras realizaba sus compras en un supermercado.

Al caer se rompió los dientes y demandó a la cadena por varios miles de dólares. Resulta que el niño que la derribó era su propio hijo.

En la otra, un sujeto se presentó ante las autoridades a denunciar robo de vehículo.

Lo sorprendente fue que el vehículo había sido apenas robado por él a otra persona, pero al estacionarse afuera de una tienda de conveniencia sufrió el mismo daño que él acababa de perpetrar.

¿Quiere conocer otra todavía más absurda?

Un colectivo de familiares de víctimas de la terrible explosión de un ducto de combustible ha presentado una demanda en contra de la compañía aseguradora contratada por Pemex (propietaria del ducto) para exigir mil 100 millones de dólares como indemnización por el trágico fallecimiento de sus seres queridos. ¿Sabe usted qué se encontraban haciendo estos últimos al momento de la explosión? Exactamente, “ordeñando” el ducto, es decir, robando el combustible. Y, sí, esto pasó en México, en enero de 2019, en Tlahuelilpan, Hidalgo.

No merecían la muerte ni sus familiares perderlos, ciertamente, pero… ¿ir a exigir indemnización por esto?

Y, ¿sabe usted cuál es el problema? Que le aseguro que este disparate no se les ocurrió a ellos sino a un abogado o despacho con un colmillototote que le arrastra hasta el suelo.

Y fíjese usted que esta condición es muy común en nuestro país. Oportunistas, los llaman. Los hay, sobre todo, en la política. Y todos, absolutamente todos, se valen de un poquito de conocimiento de la ley, un ingenuo con una supuesta causa y muy poca o nada de vergüenza.

Tómelo en cuenta: mientras un abogado o un político se enfoquen en perseguir el negocio con tanta codicia, en lugar de tener por objetivo la defensa y el cumplimiento de la ley y la justicia, este país y este mundo seguirán siendo lo que son y seguirán ganando en los juzgados no los que merezcan justicia sino los que monten el mejor teatro.




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