Cara de pocos amigos

Juan Carlos Ramos León.
Juan Carlos Ramos León.

El pasado 14 de febrero, día que mundialmente dedicamos a rendir honor al amor y a la amistad, alguien se acercó a mi y me dijo: “Tienes cara de pocos amigos”. Estoy seguro de que no se esperaba mi respuesta porque le respondí: “a las personas que nos gusta decir siempre la verdad a los … Leer más

El pasado 14 de febrero, día que mundialmente dedicamos a rendir honor al amor y a la amistad, alguien se acercó a mi y me dijo: “Tienes cara de pocos amigos”. Estoy seguro de que no se esperaba mi respuesta porque le respondí:

“a las personas que nos gusta decir siempre la verdad a los demás así nos pasa: tenemos pocos amigos, pero, eso sí, verdaderos amigos”.

La sinceridad es un valor bastante controvertido. Todos la buscamos pero cuando la encontramos deseamos mejor no haberlo hecho.

Es decir, por una parte, anhelamos entablar lazos afectivos con personas que nunca nos mientan, ah, pero cuando nos dicen “nuestras verdades”… Grandes “amistades” se han roto por eso. Para mi está claro que no eran verdaderas amistades.

A título personal me permito confesarles que la hipocresía, es decir, lo opuesto a la sinceridad, es algo que me repugna profundamente.

Y, perdón que utilice un término tan fuerte pero, sí, en definitiva la hipocresía es verdaderamente repugnante. Y se trata de una práctica bastante más común de lo que parece y quisiéramos. La convivencia social está basada en ella casi totalmente cual si fuera un valor. Así lo hemos permitido.

Las redes sociales se han convertido en un medio de proliferación de este comportamiento en el que todos hacemos gala de algún tipo de máscara para ser aceptados en diferentes círculos, poniendo en riesgo de esta forma, la práctica de la genuina amistad, la cual se sustenta en los valores de la lealtad, la honestidad, la verdad y la sinceridad.

Tal vez por eso son muchos los que se han convertido en promotores de la aversión al día de los enamorados presentándosenos como unos “Grinchs” del San Valentín.

Yo quisiera pensar que esto se deriva de su convicción de que el amor no es algo que deba de tener un día para celebrarse sino que se trata de una conducta que debe de ser un hábito en nuestras vidas.

No hay que olvidarlo. Dicen por ahí que “es mejor herir con la verdad que matar con la mentira”, aunque esto nos reste popularidad social.




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